Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular

"Toy chucu de contintu
porque me fexo mio madre
unos pantalones nuevos
de los vieyos de mio padre"
(copla escuchada a Ramón) .
.

gilu y niitu
las cabanas de la braña:
las de tsábanas

PARANA:
sobre el Puente Arroyo,
el de Eiffel

Las partes del pueblu

Lugar y parroquia de Lena, entre Las Puentes y San Andrés. Dista 13,5 kms. de la capital del concejo, y se sitúa a unos 650 ms. de altitud. Tiene una población de 51 habitantes. Limita con la vertiente de Güetses por El Reguiru Bo: arroyo profundo que hay que vadear por el camín de La Mantenencia, y que, según los vecinos, marca un clima distinto entre los dos pueblos y vertientes: hacía Güetses, más templado; hacia Parana, más frío, húmedo...


La güela

Está compuesto por dos barrios: Chugar de Riba y Chugar de Baxo, en torno al núcleo de La Casona, que consideran los vecinos principal: un antiguo caserón en medio del poblado, compuesto por casa, portalá, panera..., hoy reducido a corralá. Se llamó también La Casa Tixuandelín (o Tiuxuandelín), porque había pertenecido al tíu Xuan el de Lin (expresión muy frecuente en los pueblos para llamar a un señor mayo, "el tíu...).

La voz oral le atribuye el origen del poblamiento, con tradición monacal: dicen allí que hubo monjes benedictinos. En todo caso, podría ser el lugar del llamado Monasterio de Santa María de Parana, frecuente en los documentos, pero sin identificar del todo en el lugar exacto sobre el terreno del contorno.

El monasterio queda recogido por Juan Menéndez Pidal, en su obra Asturias, de Bellmunt-Canella, (1897): p. 308.

El monasterio de Santa María de Parana. "En el siglo XVIII, se conserva la tradición de que el monasterio dedicado á Santa María de Parana, sobre el río "Ferros" ó "Serros", había sido de monjes benedictinos que tuvieron allí sus casas y granjas con viñedos, aforándolo [tal vez, de ahí, el preu L'Aforamiintu sobre Parana] todo á los moradores de aquellos lugares, al abandonar los religiosos el Monasterio para vivir quizás en el de San Pedro y San Pablo de Vega de Rey" (308).


la mocedá del pueblu:
¡ya llovió...!

Antes era Chugar Cimiru y Chugar Fondiru. Otros cuantos nombres en torno al poblado van definiendo los usos del terreno tiempo atrás: L'Asquisa (la esquisa, el lugar de reunión vecinal), La Retoral (la casa'l cura), La Casa l'Obispo, El Cantitsu, La Casona, El Casqueyu, La Fuente Baxo...

L'Ascuela, a lo cimeru'l tsugar

Bien recuerdan los vecinos mayores L'Ascuela: el edificio actual semiconservado al que asistieron los mayores de hoy; se cerró al comienzo de los setenta. La escuela estaba situada a lo cimero del pueblo, junto al Cantiitsu (El Cantichu, ahora). Se conservan las paredes exteriores, parte de la distribución interior, las ventanas, las puertas...; pero no tiene tejado. El conjunto quedó ya muy transformado en los años 80, cuando se utilizó como casa de aperios para las minas de la zona.

EL patio de juego de la escuela era la zona llana del camín de los vaqueros que viene de Güetses y va hacia Sanandrés y altos de los puertos; o se dirige a Orria, Naveo..., hacia L'Alto Payares y puertos del Brañitsín, Arbas...

Esta escuela se situó estratégicamente al final del pueblo, arriba, pues había de servir también a los jóvenes que venían de los pueblos altos del valle: Santandrés, La Polea, Las Reguras, Navidietso... Estos mayores de hoy recuerdan alguos maestros, maestras, anécdotas... Por ejemplo, Anselma, de Valladolid; Emma y Mª Josefa, de Fierros; Angelita, de Uxo..

Y recuerdan estos exalumnos y exalumnas de entonces las duras condiciones para acudir a la escuela: de madreñas, en días de lluvias, xelás, con aquellas nevadas... Y, en especial, para los pequeños que había de venir de otros pueblos: traían la comida en una cestina, fardela..., la calentaban en casa de algún vecín, y de tarde, de nuevo a escuela. Una comida muy escasa: un poco de leche, un poco de torta de borona..., poco más.

Con otras circunstancias, bastante menos escolares, propias del régimen de la época por aquellos trenta, cuarenta... Por ejemplo, los niños que venían de Santandrés no eran bien vistos por algunos maestros y maestras, porque su pueblo era considerado de "los rojos"; así los colocaban en las últimas filas, sin atención alguna necesaria. Por esta razón, sus padres los mandaban con un maestro a Fierros, al que pagaban por atenderlos. Lo recuerdan como El Tercio: era un maestro muy exigente, pero les atendía muy bien, y aprendían.

El Puente Eiffel, el Puente Arroyo, valle abajo

En el mismo valle, justo bajo Vitsar, se levantó el Puente Arroyo, que se dice diseñado por el mismo Eiffel. Como poblamiento a la entrada de unos valles muy boscosos, con espesos castañeros por ambos lados del río, Parana siempre fue lugar castigado por los animales del monte (xabalinos, raposos...), que hoy todavía merodean por los alrededores de las casas, sembrados y cuadras; o se atreven hasta los mismos gallineros, como hacen los raposos aún a plena luz del día. Lo recuerda la copla escuchada a Ramón:

"Dicen que morrú'l rapusu,
¡ojalá morrieran venti!:
mientras más raposos muerran,
más pitas come la xente.
Dicen que morrú'l rapusu
camín de la romería:
si morrú, Dios lu perdone,
bonas gatsinas comía"


El güilu

La villa antigua, origen del poblamiento

A La Casona se le llamó también L'Hospital, de donde una arraigada tradición que habla de una posada al servicio de los caminantes que descendían de los altos de Pendilla, o de Payares por Santa María de Horria. Más arriba queda la casería de Las Regueras, a la que también llegó la voz oral de haber sido habitada.


La fiesta'l pueblu

La organización señorial del poblado en torno a La Casona, L'Hospital, se refuerza con el lugar de Solavicha: finca bajo el pueblo, con el sentido inequívoco de 'bajo la villa'. Es el paraje en torno a la casa (soleyera y solariega) de Ramón y Solita.

los manjares de Solita
el postre de casa güela: todo un privilegio de Solita,
pa unas fiestas cuntás, claro..
.

Ello hace pensar en un topónimo derivado del posesor Parus, antropónimo latino. A partir del nombre personal, y con el sufijo -ana, surgiría la combinación villa Parana, entre las otras villas del concejo (Xomezana, Corneyana, Villayana...). No por casualidad, a pocos metros se formó Vitsar de Parana: un bucólico paraje bien conservado hoy.


El puente que diseñó Eiffel

A la falda de la vía romana

Destaca sobre Parana La Vía Romana de La Carisa: una calazada amplia (en parte destruída por las garras de unas palas) que conserva buenos tramos todavía empedrados: unos 3 m de caja en todos los trayectos respetados.


la gata murando los mures na cuadra:
con la gata, nun fay falta veneno pa los ratones...

La Vía Romana (catalogada por diversos historiadores) procedía de León por Pendilla; ascendía por La Cochá Propinde, Las Retuertas (curvas en zig-zag, aún visibles entre los brezos), La Cochá los Correones...; continuaba ya más en llano por Las Cascayeras de Cuaña, bajo El Picu Tresconceyos, Las Cochás de Fierros, Las Cochás de Formosa..., y llegaba a La Cruz de Fuentes. A éste llaman los vaqueros El Camín Real Viiyu, que en Fuentes se une al Camín Real Nuivu.


faciendo las casadietsas:
pa las fías, pa los nietos,
pa los amigos que tengan suerte
en tsegar a tiimpu...

La calzá romana continúa, así, por todos los altos divisorios entre lenenses y alleranos, desde Chioso hasta Carabanzo: unas veces por la fastera allerana; otras, por las carbas de Lena.


... y asar las casadietsas nel forno la cocina:
con tseña de frisnu y faya...
(ni nel meyor hotel)

Una arraigada toponimia castreña, monacal...

Completan el entorno de estos altos de Parana una serie de castros y castiechos, algunos catalogados por J. M. González en los años sesenta: El Questru La Carisa, Curriechos, El Questru de Chagüezos, El Questru del Serrallu, Los Castiechos, El Castrión...


El estilo de la cocinera más xoven,
practicando las recetas de la madre, de la güela...

Otros caserones y lugares de Parana recuperan la memoria de un pueblo intensamente habitado y transitado tiempo atrás.


... con la merienda soñada a la espera:
tortiella (güevos de casa) chorizu, cecina, pan de Busdongo...

Es el caso de las fincas actuales de Santolaya, entre El Rasón y La Mantenencia, donde se habla de un rústico caserón habitado por monjes al servicio de caminantes.


y la romana pa pesar la farina,
la carne, el sal...

El Monasterio de San Pelayo

O San Pelayo: finca y cuadra mayor camino de Vichar, en relación con los documentos aportados por por Marcos G. Martínez sobre el Monasterio de Parana ("cenobio perdido en el pliegue de ingentes picachos").


"Mañana voy pal puertu
con cinco vacas y un perru,
una montera picona
y un pelu pintéu d'acebu"

(que dicen los vecinos alleranos)

Según el citado autor, la edificación actual de San Pelayo fue capilla transformada en establo, como realmente corresponde a los abundantes signos de la cuadra actual (se notan todavía bien).


Las buenas yeguas del Puerto Piedrafita

"Tengo la vista cansá,
de mirar pa la cancietsa,
pa ver si veo venir
el cistu con la merienda"
(escuchada a Ramón
)

Y las nuevas construcciones en el tiempo

Frente al edificio de San Pelayo se levata hoy la llamada Minicentral de Parana: una amplia caseta que alberga los motores para la producción eléctrica con las aguas del río canalizadas por encima de San Andrés.

La parroquia de Santa María de Parana está integrada por los núcleos de Navidiello, Parana, La Polea y Vichar.


los restos de la capilla,
mientras sobrevivieron, claro

De paso por La Mantenecia, L'Horro los Hojalateros...

En fin, cualquier poblado de montaña, por pequeño que sea, tiene su larga historia, como documentan los lugareños con su memoria en el tiempo. Quedan nombres tan simbólicos como de difícil explicación, caso del Preu la Mantenencia, en el camino de Parana hacia Güetses por El Rasón, Santolaya, El Praón; pudiera tratarse de una de aquellas costumbres solidarias de atención a los caminantes por parte de los monasterios; o, en sentido inverso, el pago que hacían los llevadores a los monasterios en especie; se pagaban las rentas en escanda, nueces...; dicen los lugareños que había que mantener a los monjes. Voz poco clara sobre el terreno.

Dentro del mismo poblado destaca el desaparecido Horro de los Hojalateros: el horro donde se cobijaban estos artesanos que pasaban por el pueblo cada poco para arreglar todo tipo de cacharros de fierro, de hojalata, materiales diversos...; venían con sus familias (muyeres, fíos más o menos pequenos...), dormían baxo l'horro, y por el día se distrubuían de casa en casa para ir preguntando si tenían algo que arreglar (potas, cazos, calderos...); al mismo tiempo, preguntaban si les podían dar algo de comer: un poco de pan, leche, cuayá, unas farinas... Terminadas las reparaciones, se iban a otro pueblo con el oficio.

La pequeña o larga historia que llevan dentro los nombres de lugar: vestigios históricos, edificaciones religiosas o monacales, palaciones, casonas, fincas de hacendados, mayorazos y mayorazas, brañas, cabanas, castañeros, tsavaeros, molinos o batanes...; las mismas coplas orales o el refraneru, hablan de tiempos en que había que vivir sólo con los recursos que producía el suelo. Sirva la copla escuchada a Ramón:

""Isti año la xiringüela [la cabra]
dexóme munchu produtu:
siete arrobas de mantega
y once carreñás de cucho"


Foto: cuchando a estera, con caballo y burro

Hasta el Puente Arroyo, que dicen proyectó Gustave Eiffel

Una arraigada voz oral, con algunos documentos y fotos detrás, recuerda el puente que dicen se debe al francés que construyó la misma torre Eiffel, y que se albergó en La Tahona de Malveo. Por lo menos, el proyecto sí que lo habrá realizado: la presencia física en las obras, está más cuestionada,

Se discute también lo que queda enterrado del puente: se oye a veces que parte de la estructura del hierro pudiera haber sido transformada en armamento y balística en tiempos de posguerra. Pero no hay un acurdo entre los vecinos y vecinas con mejor memoria. Menos mal que viven hoy mismo (2019) vecinos como Onofre que trabayaron en el relleno del puente cuando tenían doce años; de guajes, y, al principio, sin cobrar una peseta, cargando carretillaos de grava. Ya al final, 7 pesetas a la semana.

Para otros, que no trabajaron en el puente, la estructura se mantiene entera; sólo recuerdan que contemplaban cómo los trenes de mercancías se paraban sobre el puente, abrían las compuertas de los vagones por ambos lados, y descargaban toneladas de escombros y cementos hasta rellenar toda la altura hasta los mismos raíles de las vías, una vez canalzado el río Parana -río Fierros para Jovellanos- bajo una bóveda de cemento en forma de arco para la ocasión.

Y así sería también, pero ya al final del relleno: antes, como mejor recuerdan quienes trabayaron de guajes en el puente, se habían ido quitando fierros poco a poco: "sacaban fierro pa vender como chatarra, y así compensar los costes del relleno y del personal que trabayaba en ello: los ingenieros, los capataces...". Así ya cuadra mejor la opinión de los más críticos: que los fierros se sacaban pa facer balas y armamento; lo de la chatarra sería la explicación a los obreros; un eufemismo de tantos en esas y otras fechas...

En fin, tampoco estaría mal volver a sacar su estructura a la luz del sol: tampoco sería imposible con las tecnologías de hoy... Y sería menos imposible si un día los trenes dejaran de pasar por él, ya directos de una vez por la llamada Variante del Güerna; podría el puente quedar entonces sólo con su estructura de fierro original. Y no habría más problemas. Pero quién sabe cuándo el AVE (el gorrión, en concreto) volará sobre el Güerna, claro.

Y tantas otras anécdotas, detalles, datos..., nos cuentan con tanta gracia las muyeres por las caleyas

El casu ye que con la gracia y la memoria de las muyeres de Parana, las horas se esfuman camino del crepúsculo y la luna: las podemos seguir escuchando y tomando notas de libreta al ritmo que permite el boli. Nun taría mal grabalas, facer un video... Pero saboreamos mejor así las palabras traducidas al tacto del papel.

Por ejemplo, cómo era la vida cuando no tenían relojes para guiarse por las horas exactas: tenían que calcular la hora por la sombra que iba marcando un árbol solitario en medio de un prau, una peña...: cuando no tenía sombra en verano, las 12; a medida que la sombra se extendía a izquierda o a derecha, iba marcando las horas aproximadas antes y después del mediudía. El reló de sol al completo, por supuesto.

Hasta se llegaba a unos extremos, que sufrían algunas jóvenes, siempre las más laboriosas al servicio de la familia: para calcular la hora en la que tenían que llevar la comida a los que trabayaban en el campo, no les permitían comer nada en toda la mañana; cuando ya tuvieran fame ellas, es que yera la hora de comer también los que andaban fuera casa...; y así cargaban la cesta sobre la cabeza, y a tsevar la comía a los segaores, a los trabayaores... El reló que funcionaba hasta por el propiu estómago, si acaso: nun había otru...

Para termina esquisa tan amena, ya al filo de la luna

O se llevaba el uso de los ricos, o más o menos pudientes, a la hora de dar trabajo en sus fincas, tierras de labor, montes, praos..., a los jóvenes del pueblu: trabayaban tul día, pe la comía, sin otro jornal contable. Y hasta recortando estas comidas. Por eso, los jóvenes ya se atrevían contra tanta exigencia y elegían: a poder ser, iban a trabajar, con prioridad, para los dueños y dueñas que daban comida y postre; las que lo escatimaban, y no daban postre, se quedaban con pocos obreros y obreras, a veces.

Interminables, impagables las conversaciones con las muyeres de Parana en cualquier portal de las caleyas. Nos cuentan con gracia la última, ya con la luna colgada de los altos de Propinde y Tresconceyos: cuando las mozas casaeras diban a las fiestas, si nun tanían medias que estrenar pa lucilas nel baile ante los mozos, lo que facían yera pintar una raya negra per detrás de la pierna, que imitara aquella otra costura típica de las medias de verdá; así, de lexos, aunque nun llevabas medias, el casu yera que lo paicían como si las llevaras... Impagable la memnoria con tanta gracia de las muyeres de Parana.

Más información sobre Parana y San Andrés (en PDF),
por Getino el de Sanandrés:

en L.lena fala. Enero, 2007.
Edita Centro Social de Personas Mayores de Pola de Lena,
Consejería de Vivienda y Bienestar Social.
Asamblea Local de Cruz Roja Española de Lena.
Coordina Enedina Durán.

El Puente Eiffel, en Vitsar de Panara (Puente Arroyo):

(ver información más completa del entorno,
en Vitsar de Parana, pueblu justo encima)

Para más información, ver
Diccionario Geográfico de Asturias.
Ciudades, villas y pueblos.

Editorial Prensa Asturiana.
Colaboración de Julio Concepción Suárez

Artículo de la Nueva España sobre el Puente Arroyo: https://www.lanuevacronica.com/actualidad/rampa-pajares-lanzamiento-ingeniero-eiffel_146500_102.html

"En El Picu de Susenche,
onde primero da'l sol,
cavarás y cavarás,
y encontrarás un tesoro"

Ver también Sanandrés de Parana

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