Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular
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Simplemente, porque...

"El campo es el libro
en el que se ha escrito la historia
y es absolutamente indispensable leerlo
y aprender a leerlo"
(Antonio González Blanco)
.


(dibujo de Javier López Guerrero)

Didáctica del paisaje:
la creatividad de los nativos
con el tiempo

A modo de resumen sobre los esquemas
publicados en el libro:
Paisaje y toponimia. Materiales didácticos de aula.
(Xulio Concepción Suárez
y varios autores/as en colaboración)
Grupo de trabajo dirigido
por Benjamín Méndez.
Edita Consejería de Educación y Ciencia.
Centro del Profesorado
y de Recursos del Nor-Occidente.
CPR de Luarca. 2007
.

1. Anotaciones previas: los términos paisaje y ecología (diapositiva de Ubiña)

a) El paisaje es más que el suelo. El término paisaje procede del latín pagus: ‘pueblo, aldea, distrito, campo’. De ahí lo de país, paisano, paisanaje...  Por eso el paisaje siempre es algo vivo, humanizado, animado por el hombre y sus trabajos, sus animales. O degenerado, depredado, hasta el extremo: se dice que “el hombre es el mayor depredador de la naturaleza”, incluso más que el fuego.

En fin, el paisaje siempre fue diseñado por seres vivos (animales, plantas...) que lo fueron transformando con o sin palabras. Y por los agentes naturales: viento, agua, nieve, el sol, el fuego... Es el pequeño país que cada uno y cada una lleva siempre en su memoria.

b) Ecología es el “estudio del medio”. Lo dicen las palabras: ecología es ‘el que estudia el medio’: griego, oikos (‘lugar habitado’) + logia (‘palabra, estudio, tratado, ciencia de’). Y ecologista ‘el que estudia el medio’: el que lo observa, lo razona, lo relaciona, lo planifica, lo respeta, lo ama, lo incluye en las aulas, lo enseña a sus alumnos, lo discute, lo explota, lo exporta, lo renueva, lo mima..., porque sabe, como supieron siempre los lugareños, que no hay otro: que siempre hay que vivir de lo que tenemos.  

Y si no, a invadir nuevos paisajes, es decir, otros países, en las formas más disimuladas: “alimentos, migayas..., por petróleo”. Qué más da. Pura cuestión política: por eso no lo estudian en las aulas los más pequeños, no lo investigan los estudiantes, no lo discuten los mayores, no se hace caso a los lugareños, ni a los técnicos, ni a los expertos universitarios.... Pero ecologista es ‘el que estudia el medio’: lo dice la palabra.

2. El diseño del paisaje, comenzado con las palabras: preindoeuropeo, indoeuropeo, celta, latín...

a) El paisaje comienza con las palabras: el sentimiento de sus pobladores en el tiempo. El paisaje comienza a revivir cuando yo comienzo a “leerlo” con las palabras del suelo (los topónimos), que sus habitantes fueron escribiendo sobre él a lo largo del tiempo. Muchas culturas se fueron sucediendo: preindoeuropeos, indoeuropeos, celtas, iberos, romanos, medievales... Hasta los organizadores de La Vuelta, últimamente en L’Angliru: los que motivaron lo del Aparcamientu.

b) Pensemos en el contorno del Angliru, desde que sólo era habitado por vaqueros y ganados, hasta que se convirtió en simple aparcamiento asfaltado para coches. Es decir, un paraje diversificado con el tiempo (Campalaobia, La Cuaña les Cabres, La Cuaña les Vaques, El Gamonal, Barriscal, Vatsongo, Vatse Xiniestru, Fompedrín...), hasta L’Aparcamientu: la explanada del cemento en medio de las cabañas y praderas.

3) El paisaje continúa sobre el mapa.

El mapa es apoyo lingüístico imprescindible (si está lingüísticamente bien hecho, por supuesto) para leer y disfrutar del paisaje diseñado con el tiempo: una forma sincrónica de interpretar toda la ecología, la historia, la evolución, la transformación..., del paisaje que contemplamos con los cinco sentidos, y sobre todo, con palabras.

En fin, habría que aprender a leer los mapas ya desde bien pequeños: disfrutaríamos también del paisaje en la distancia de la mesa, del libro de texto, del despacho...

4) Las lecturas del paisaje

a) Y comenzaría mejor, con la guía didáctica, la lectura de un lugareño, por supuesto: con las palabras exactas del terreno. Es un lujo caminar, contemplar un paraje encaramados en un picacho con el índice de la mano señalando cada palmo de terreno: bajo cada topónimo vamos deduciendo su prehistoria, su colonización, su geología, su hidrología, su sociología, su agricultura, su ganadería, su caza, su pesca, sus cultos, sus dioses, sus formas de ocio y diversión... Un lujo la guía del lugareño.

b) Una lectura práctica al servicio de todos: caminantes, escolares, estudiantes, universitarios, investigadores, jubilados, turistas.... La lectura del paisaje, con lugareño o con mapa correcto verbalmente, es el comienzo de muchas actividades para que resulten completas, reales, documentadas...

c) Una lectura con los niños más pequeños. El hábito ha de comenzar por los más pequeños: el niño o la niña, cuando se baja del coche en el paraje, disfrutará más a largo plazo si aprende el nombre, pues así al día siguiente ya podrá presumir en el cole ante los amigos, contándoles los montes que subió y bajó el día anterior.

d) Una lectura práctica al servicio de los estudiantes, los universitarios..., llegan con frecuencia al paraje en busca de los datos encargados para el trabajo, y han de comenzar por situarlos en el espacio, por supuesto. No digamos ya si son trabajos de geografía, historia, botánica, zoología..., que sólo con leer los topónimos ya tiene medio trabajo hecho...

e) Una lectura práctica al servicio del guía de montaña, el guía urbano, el profesor de actividades diversas, de tiempo libre, de campamentos... Muchas horas se podrían rellenar explicando simplemente los nombres descriptivos del paraje: La Berguería, El Cantu los Probes, La Fuente la Plata, La Casa Postas, El Postigo, Lavapiés, El Río Gafo, La Malata... Que muchas informaciones y pasatiempos llevan los nombres del suelo al caminar atentos sobre ellos.

5) El paisaje de la piedra

La piedra, las rocas, forman uno de los paisajes principales al abrir la ventana de casa, al caminar sobre un valle o por la montaña, al mirar al suelo en cualquier tierra sembrada, con cercos de pareones bien tallados... La primera impresión que nos produce es que buena parte del paisaje está tallado en la piedra:  alturas nevadas, calizas relucientes con el sol o con la lluvia, yerbas muy queridas por los ganados entre las grietas, canteras para las construcciones, paredes lisas para la escalada.

Pero no es caso de distinguir ahora términos como peña, roca, piedra: tal vez sólo diferencias técnicas; altura rocosa, naturaleza, término específico de los lugareños... En su conjunto, el panorama lingüístico de los pobladores de un paraje se fue formando por las funciones, por la naturaleza de la materia prima, por ello con muchos más adjetivos que raíces verbales.

6) El proyecto del paisaje: pasado, presente y perspectiva (estético, pero no estático)

En fin, el paisaje es el producto de varios factores: los cincos sentidos proyectados en él por el ser humano; los seres vivos; los agentes naturales; el progreso; la acción del tiempo. Pero, sobre todo, es el hombre el que modifica el paisaje. En el orden inverso, es el que mejor tiene que estudiarlo si quiere disfrutarlo y sobrevivir: pura eco-logia. Predar no es depredar. Pues el paisaje no es inmutable, ni pasivo; es estético, pero no es estático. Es activo, dinámico, cambiante, progresivo. Es el producto (nunca la suma) del pasado, del presente y del proyecto.

7) La función creativa y recreativa de quien contempla el paisaje

Esa función ha de ser siempre, y en consecuencia, crítica: hemos de observar cómo es ese paisaje concreto, para qué sirve, qué puede producir, cómo lo podemos explotar, qué cuidados exige para conservarlo, cómo se irá transformando sin depredarlo, sin contaminarlo, proyectándolo hacia el futuro.

8) La función del espectador, del alumno, del paseante, del montañero, del turista, del trabajador...,

Ésta no puede ser otra que la reflexión individual y de grupo para vivir sobre el paisaje de forma racional y sostenible. Función didáctica del paisaje, comenzando por los más pequeños: es la base del proyecto.

9) La didáctica del paisaje como actividad del aula.

Descripciones, narraciones, dibujos, fotos, mapas, diseño gráfico, química, lenguaje toponímico...

10) Actividad: dudas, preguntas, matices a todo lo dicho...

Porque, ya desde bien pequeños,
cada uno y cada una lleva consigo
sus parajes, sus calles o caleyas,
los colores de sus costas
o los tonos y las brumas de sus peñas...

1. El paisaje resulta múltiple en Asturias: todo un material didáctico gratis, presente en todas las asignaturas, y muy variado en cualquier estación del año

  • Se abre ante la ventana de casa, ya desde bien temprano, un paisaje de la altura, un paisaje de la piedra, del agua, de los colores, de la vivienda, de los cultivos, de los dioses...

  • Es el espacio habitado, labrado, diseñado, pensado, transformado, predado y de-predado, desde tiempo inmemorial. Es la herencia de los nativos en el tiempo: el lugar de las materias primas, de la industria, del comercio, del desarrollo posible en cada tiempo

2. La ecología es, además, el estudio del medio: el análisis, la discusión, la construcción del proyecto necesario para el aprendizaje diario

  • Estudiar el paisaje no es algo puramente sentimental: es una actividad racional, didáctica, técnica, científica, de investigación y de construcción permanente; una actividad del pasado, del presente y del proyecto al servicio del medio habitado

3. Los nativos describieron los parajes por sus funciones: las que ellos fueron necesitando en sus tiempos respectivos, desde milenios atrás

  • Los habitantes de cada lugar fueron poniendo nombre a cada palmo de terreno según la función que desempeñara para ellos: alturas, aguas, plantas, piedras... Tenían que vivir del medio.

4. Los escolares, en esa cadena ininterrumpida de los tiempos, los jóvenes de hoy, tendrían que seguir valorando esos mismos paisajes heredados, ya desde bien pequeños, al tiempo que los irán transformando

  • Estudiar el paisaje desde la escuela es el comienzo del único desarrollo posible: agricultura, ganadería, industria, comercio, minas, materias primas, turismo, nuevas tecnologías..., se han de estudiar desde la escuela en los libros, y en las caleyas, en los montes, en las riberas de los ríos, en los pueblos, en los despoblados, en las villas mayores, en las ciudades...

5. Tantas veces, y para empezar, los escolares es lo único que bien conocen: su entorno inmediato

  • Mucho disfrutan algunos /as cuando pueden hablar en clase de lo único que saben: habría que aprovecharlo

6. Con una ventaja añadida: el paisaje, cada paisaje, llega gratis al aula en la retina diaria cada alumno/a cada mañana

  • De puede ir desde el aula al paisaje (cuesta dinero); o traer el paisaje al aula (completamente gratis)

7. Unos paisajes universales, por otra parte (globales y glocales a la par): por ejemplo, nuestras peñas pueden traducirse a cualquier lengua

  • La misma peña puede pasar por la página-web al inglés, al francés, al catalán, al portugués..., a la lengua del alumno/a, o del profesor/a

8. Porque (a modo de simple ejemplo) la piedra, la peña, las rocas... conforman los paisajes más antiguos de palabras ya desde tiempos preindoeuropeos

  • Primitivas culturas indoeuropeas, celtas, iberos..., prerromanos diversos, latinos, medievales..., fueron dejando un largo mosaico de raíces verbales (*kar-r-, *pal-, *pen-n-, *kant, petram-...), adecuadas para designar las piedras en todas sus funciones: lugar de vivienda y de defensa, cobijo, pastos, cultos, dioses...

9. Los adjetivos de las rocas describen sus funciones en la perspectiva de los lugareños: una práctica sintáctica, morfológita, semántica, pragmática al mismo tiempo

  • Los abundantes adjetivos que se fueron aplicando a las rocas con el tiempo indican las múltiples formas que tuvieron los pobladores para contemplarlas desde tiempo inmemorial: piedras altas, blancas, negras, roxas, nidias, duras, blandas, reondas, planas, grandes, pequeñas, plantadas, sagradas...

10. El comienzo de la industria más local y universal: la naturaleza de las piedras fue el comienzo de cada pequeña industria rural

  • Cada tipo de piedra, materia prima de su uso correspondiente: la caliza, para las paredes y para el cal; la toba, para las construcciones delicadas; la molar, para las muelas; la dolomía y el pedernal, para hacer fuego...

11. La misma peña era estudiada por los lugareños en cada estación del año: hay muchas lecturas de una misma peña

  • La misma peña no ofrecía lo mismo en invierno que en verano, ni en primavera, que en otoño: por eso había que estudiarla bien para cazar, buscar pastos y plantas, cobijarse ellos y sus ganados...; o para calmar a los dioses en días de tormenta.

12. Hasta se podría celebrar el día del entorno, el día de la peña: una didáctica de la peña que supone su estudio por parte de los escolares al detalle

  • Cada escolar siempre tiene ante sus ojos piedras, rocas, peñas, que le pasan desapercibidas en la calle y va a encontrarlas en los libros nada más llegar a clase: geografía, lengua, dibujo, idiomas...

13. O la semana del entorno, una semana interdisciplinar con todas las asignaturas puestas sobre las piedras y todo lo que encadena su presencia

  • Cada curso no desaprovecharía el tiempo si se dedicara una semana a aplicar todas las teorías de los libros a las piedras del pueblo: geografía de la piedra, composición química de la pieda, la fauna, la flora de la peña,  la lengua, los términos de las piedras...

14. En fin, porque, como cualquier otro recurso natural, la reflexión escolar sobre las piedras, las rocas y las peñas puede descubrir lo que fue, y en parte sigue siendo, otro de los aspectos para el desarrollo de los pueblos

  • El estudio, la discusión, la revalorización de las piedras resulta poco menos que imprescindible para el aprovechamiento sostenible de una materia prima reutilizada desde los picapiedra a nuestros días.

  • Sin estudio y discusión, sin puesta en práctica de la experiencia desde la cuna, sin la memoria de la retina, sin la perspectiva en el horizonte de cada milenium que fluye..., no hay progreso duradero: no se aprende de forma proyectiva y placentera.

Otro ejemplo de creatividad inmemorial: los oficios artesanos, con sus huellas toponímicas
sobre el paisaje en cada tiempo

(Etnografía)

Para las etimologías y explicaciones
etnográficas de los topónimos que siguen, ver:
Diccionario etimológico de toponimia asturiana.
Editorial KRK. Oviedo. 2007

La vida que transforma el paisaje: los oficios de la madera, piedra, arcilla... Finalmente, el paisaje está tallado con topónimos que recuerdan la actividad artesanal de lugareños y lugareñas. En general, se trata de pueblos, laderas, riberas..., que, por sus condiciones del suelo, clima, proximidad al bosque, a las peñas o al río, por estar al lado de caminos principales, por simples aficiones personales, por tradición familiar..., se fueron especializando en los trabajos manuales correspondientes. Una rica toponimia entre artesana, industrial y laboral.

oficio  topónimo  referencia
bataneros / as El Batán lugares junto al río, aprovechando las crecidas en los hinchentes, las torrenteras de temporada
canteiros La Cantera roquedos, peñas, lugares de piedra más adecuada para las construcciones según sus tipos, preferencias...
carpinteiros Torneros,
La Tornería
balaustradas, correores, muebles, cierres diversos, con las clases de maderas apropiadas, cortadas en luna menguante...
cazaores Armá,
La Trapa,
La Trapiella,
El Tiru’l Cura
lugares en paso estratégico, cantizales, entre vertientes..., donde hasta situaban los pozos de tsobos (los pozos lobales) para el control de la especie
cestero / as La Mata los Cestos lugares soleados, donde las maderas son más duraderas también
consumeros La Casa’l Consumeru
El Filato
pasos limítrofes, límites regionales en los puertos (las puertas naturales), donde se pagaban los impuestos por el tráfico de productos, mercancías...
cunqueiros Los Cunqueiros,
El Río Cunqueiros
lugares arcillosos, para los barros más adecuados
ferraores Ca’l Ferriru pasos de caminos principales, imprescindibles en los caminos de herradura, con carreteros...
ferreros La Ferreiría,
La Jerrería
lugares junto al río como norma, para fuerza hidráulica del agua
filaoras Las Filaoras lugares soleyeros, que recuerdan a las muyeres trabayaoras del lino y la lana (el tsinu y la tsana)
llavanderas Llavandera junto al arroyo, manantiales abundantes: el origen de las lavadoras hasta en la misma palabra
maderistas La Maerá lugares boscosos, cada uno con su tipo de madera: más secana, más húmeda..., según su destino
madreñeros / as La Cabana los Madreñeros,
El Llanu la Taladraera
hayedos, abidurios, beduyales..., las maderas más finas para caminar ligeros
mantegueras La Vachina las Mantegas pastizales calizos, los que producen las yerbas más sabrosas para el ganado; y para la leche, la mantega en consecuencia
mazos Mazonovo junto a los ríos también, por la fuerza del agua para mover las piezas, el mazu, producir alguna luz...
mesoneros / as El Mesón,
Mesones
junto a los caminos, las mansiones al lado de los, pasos principales, por precarias que fueran tiempo atrás
mieleros / as Peña Miel,
Truébano
peñas calizas: el azúcar, el medicamento más antiguo que se conoce, el remedio para tantos males; o para tantos sabores culinarios
molineros / as El Molinón,
La Molina
junto a los ríos, los regueros: el lugar de tanta literatura oral, poesía, coplas picarescas...
panaeros / as El Camín de los Panaeros hayedos, robledales: el sabor del pan de leña de verdá, las estiellas, las faízas (trozos de fayas) pa cocer el pan d'escanda, el de centeno...
pastores / as La Fuente los Pastores vías pecuarias: hasta en Uviéu dejaron sus huellas toponímicas los pastores con sus merinas por el camín de la Plata (La Vía Balata, el camino empedrrado para proteger el ganado de la humedad)
queseros / as La Cueva’l Quesu pastos calizos: por algo el nombre de Cabrales, Gamonéu, El Cabral, El Cabril... de tantos conceyos
segaores La Senda los Segaores caminos a Castiella: no sólo Rosalía de Castro habla de los segadores galegos a la Meseta; los asturianos los acompañaban también por sus sendas respectivas
serraores El Serraíru, La Sierra hayedos, robledales: la sierra a mano, por supuesto, en pleno bosque, incluso, para aligerar el transporte después de las tablas, los tablones...
sogueteros Puertu Soga metafórico, tal vez, pero recordando el oficio de hacer sogas con las crines de las vacas, de los caballos...
texeoras Las Texeoras lugares propicios al lino, al tsinu, para texer con la tsana y facer traxes, refaxos...
teyeros La Teyera,
Les Teyeres,
El Pozu la Teya
lugares arcillosos, que bien conocían los teyeros más famosos, como los de Pimiango y tantos otros por cualquier conceyu
torneros La Tornería,
Los Torneros
lugares boscosos, para el oficio de torniar; pero, a veces en confusión con simples lugares en alto, como tornos salientes
vaqueros / as L’Asientu los Vaqueros
Pontón de Vaqueros
caminos de vaqueros: la vida vaqueira siempre de camino entre los pueblos más fonderos y los cimeros, entre la primavera y el otoño; entre las casas y las cabanas
venteros /as La Venta la Ciega caminos carreteros, con sus ventas, posadas..., al lado de los carreteros, los viajeros...
xastres El Mayéu’l Xastre uno en cada pueblo, imprescindible en su tiempo, tantos siglos antes del centro comercial...
xugueros Xugueros xugos para los usos del pueblu, para el conceyu...; o para exportar, a los mercados leoneses, sobre todo
zapateros / as El Yenu los Zapateros también al lado de los caminos reales, en lo posible: el márquetin es muy antiguo, no es de ayer...


(dibujo de Javier López Guerrero)

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Julio Concepción Suárez

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