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Robleo:
en el origen La Pola,
junto al Sotón:
bosque también, milenios atrás

Un barrio primitivo, anterior a un núcelo urbano

Robleo (nunca Robledo entre los nativos) es el barrio a la salida de La Pola hacia Campomanes, hoy completamente renovado y zona de expansión de la villa principal: manzanas de casas por ambos lados de la carretera, viviendas sociales, polideportivo, zonas escolares, piscina, canchas de tenis, comercios, restaurantes…

Un bosque extenso que aseguraba refugio, poblamiento

El entorno boscoso del roble que antes cubría el valle (*roboreto, ‘robledal’) se continúa en el nombre del Sotón, justo enfrente: campo de fútbol actual (lat. saltu, ‘bosque’); en este caso, bosque grande, con su aumentativo para describirlo, -ón.

La prueba del boscaje extenso del primitivo Robleo (milenios atrás) parece a la vista y al sonido de los topónimos: la masa del robledal se prolongaba hasta lo fondero de La Pola, donde estaba El Sutu (Talleres Magar, La Colmena..., ahora).

Es decir, desde lo cimero La Pola hasta lo fondero La Pola, todo sería un prolongado bosque de robles por el medio, a uno y a otro lado de las riberas del río.

El asentamiento más seguro sobre las riberas del río Lena

Este robledal sería habitado en la mejor zona posible, ligeramente retirada de las inundaciones posibles del río, a una discreta altura sobre las casas actuales del barrio: zona soleyera, más secana, con zonas para los primeros cultivos...

Algunas corras, castros, cabanas primitivas, hoy desaparecidas, serían los primeros asentamientos tipo castros para las viviendas. La prueba queda poco más arriba de la ladera en nombres como El Curuchu, Los Castiechos..., y tantos otros reducidos también a sólo nombres.

Con los siglos, ya en épocas sucesivas, romanas, medievales..., se irían levantando otros núcleos habitados en los mejores rellanos para la vivienda también: La Caleya, La Barraca, La Crespa..., hasta formar la puebla mayor que fundó Alfonso X, allá por el s. XIII (Carta Puebla, 1266).

Pero aquel robledal remoto dio lugar al poblamiento inicial, pues suponía la base de la alimentación diaria, el refugio, la estancia un poco más segura para remotos tiempos prerromanos: de un lado, las bellotas, que se comerían todo el año; y del otro, la fauna que bajaba de los montes a las mismas bellotas; la caza asegurada correspondiente para los pobladores.

El lugar y el nombre de Robleo parece claro y antiguo: ya en lat. tardío, a partir de roboretum, se formaron robledo, robreto, robredo..., documentados en escritos del s. x.; el mismo colectivo robredo [de Corpes] aparece en El Cid.

Un poblamiento documentado antes que La Pola

El poblamiento de Robleo, por tanto, se documenta con anterioridad al de la Pola: ya a principios del s. XI, el obispo Gudesteo dona estas posesiones a la iglesia de Oviedo, con sus “praderas, pastos, molinos y pesquerías en el río Lena” [molinarias, pescarias].

Esto indica la actividad de aquel poblado en fechas medievales anteriores a la fundación de la Pola. La misma tradición oral confirma los datos escritos.

Según la voz de algunos lenenses, la capilla de San Martín de Robleo se habría trasladado hasta la plaza de La Pola: primero, más adelantada en la plazoleta; más tarde, reconstruida en su asentamiento actual.

Hasta con tradición de madera hoy mismo: Adolfo el Carpinteru

Entre los oficios artesanos mención especial merece Adolfo el Carpinteru: artista de la madera, con abundantes muebles tallados en los hogares de muchos lenenses y no lenenses.

Adolfo talla en madera de nozal (nogal) sobre todo; construye tipos muebles tan antrañables como el bargueñu (bargañu, baragaño, baragañu...): el escritorio completo. O el esquenu (el escañu, el escaño, el escanu...), el canterano, los cabezales de las camas.... Un artista de la gubia, del ingenio y de las manos.

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