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La Gran Nevada de 1888 en Asturias:
La Nevadona de los tres ochos

por José Manuel Puente Fernández

en RAM 3ª Etapa:
Revista del aficiobnado a la Meteorología

"Lentamente, muy lentamente, se desprenden del cielo los copos blancos. Sobre la calle dormida y el silencio de la noche se ha posado apacible todo el blanco inmaculado del invierno. Con pereza con desgana, dulcemente. Flotan, planean en el cristal inmóvil del aire, copos de nieve, copos de hielo, copos calientes… copos, copos. Antes de posarse mansamente, como pétalos heridos, encima de la capa de sus hermanos muertos, danzan levemente de aquí para allí.

El momento, inefable, trasciende intensamente aprisionado en la serenidad del tiempo detenido, sólo se ve turbado, fugazmente, por el aleteo de un pájaro en su sueño desvelado. Empero, este nevar sereno en la disfrazada calma nocturna, es el preludio de la tormenta que, en el espacio, delatan los rumores de inquietantes viajeros. Se levanta el viento con fingido estupor de la adormilada espera. Sopla fuerte, frío el nevador. Nieva intensamente, como nunca o como siempre.

La noche se ciega. Hay relámpagos y truenos. Las nubes desbordadas, descargan sobre lo viviente toda la nieve del mundo. Millones de copos arropan las desnudeces de la ciudad y borran la cercanía de las cosas. El cierzo se agita violento, arrastra torbellinos de nieve y juega caprichosamente con los frágiles copos y con sus alargados dedos crea y recrea fantasmagóricas formas en calles, miradores, parques, balcones y en las desnudas ramas de los árboles.

El enfurecido norte encalmado ya, se ha retirado a donde duermen libres los vientos. Lentamente, muy lentamente, del cielo siguen cayendo los copos blancos. De vez en cuando un golpe de viento suave los balancea delicadamente. Sí, el invierno no se ha olvidado de venir. Volverá mañana a nevar, seguro, y se podrá disfrutar de la nieve –ora temida, ora deseada- de esa pura dádiva que regala el cielo en forma de copo el minúsculo meteoro, capaz de suscitar animadas controversias.

Afuera, en la última esquina, se enciende y se apaga, cansina, la última farola y recuerda el faro del fin del mundo. En la albura soledad de la nieve, el frío, ya no se siente en medio de tanto frío. La noche, aburrida, se va apagando poco a poco. Por el Este pronto, muy pronto, amanecerá Dios.

Saturio Díez Cayón.

-Recuerdo otra vez, un día de invierno. Caía una nevada tan grande que todos los caminos se borraron. Parecía una aldea de enanos, con sus caperuzas blancas en las chimeneas y sus barbas de hielo colgando en los tejados.
-La nevadona. Nunca hubo otra igual

Introducción

Hace ya bastantes años escuché por primera vez a mi madre decir que el año que nació mi abuelo, que era del año de los tres ochos, la nevada caída en el valle de Lamasón, en la parte occidental de la entonces provincia de Santander, había sido tan enorme que contaban los viejos cómo los hombres del pueblo habían tenido que ir a rescatar a los pastores que estaban guardando el ganado en los montes de Arria. Al llegar allí no encontraban los invernales donde esperaban hallar el ganado y a sus dueños, las cabañas estaban cubiertas totalmente por la nieve, un manto superior a los tres metros había sepultado hombres y animales.

Estos relatos sacados de otros tiempos, eran de un país muy distinto al que hoy conocemos, y cuando posteriormente me he encontrado con que estas historias se repiten en muchos otros puntos de Cantabria y Asturias, creí oportuno intentar acercarme un poco más al temporal de nieve que entonces sacudió todo el norte peninsular.

¿Qué ocurrió realmente durante aquellos meses de febrero y marzo? ¿Fue la nevada tan grande como la tradición popular cuenta? ¿Qué consecuencias tuvo para la vida ya de por sí difícil de aquellas gentes? ¿Fue realmente la mayor nevada del siglo XIX y seguramente del XX?

En este trabajo intentaré aproximarme un poco a aquellos acontecimientos, descubriremos lo duro que fue aquel temporal, lo doloroso que resultó para los pueblos de Cantabria y Asturias y las historias dramáticas que salpicaron aquellos días de auténtico sufrimiento.

El temporal

La nevada se inició el día 14 de febrero, estuvo nevando prácticamente de forma continua hasta el día 20 cuando se inició una mejoría transitoria aunque con fuertes heladas hasta el día 23. Ya el día 24 dio comienzo un nuevo período de nevadas, aún más intensas que en los días anteriores y que no cesaron hasta principios del mes de marzo, siendo seguidas de fuertes heladas.

Hacia los días 8/9 de marzo hubo un cambio en el viento hacia el oeste-suroeste que generó un período corto pero intenso de deshielo y crecida de los ríos agravando esto el panorama ya de por sí dramático que presentaban los pueblos de Cantabria y Asturias. Cuando parecía que todo había pasado, al inicio de la segunda quincena del mes dio comienzo una nueva nevada, muy intensa sobre todo en el interior y en las zonas de alta montaña, que no cesó hasta pasado el día 22. 2

En todo momento la nevada fue acompañada por fuertes ventiscas que acumularon ingentes toneladas de nieve que luego se tradujeron en catastróficas avalanchas y grandes desprendimientos cuando la temperatura subió y se inició el deshielo.

Relatos

A continuación reproduzco algunos de los relatos más espectaculares o que mejor describen la situación que se vivió en Asturias durante aquellos días de febrero y marzo de 1888.

“La gente del país dice que desde hace muchos años no se vio tan gran temporal de nieves” (comentario general por aquellos días)

“Los víveres que se enviaron a Linares salieron de Fierros a las doce del día por medio de peatones, que como dejo dicho, caminan con la nieve al cuello y llevando muchas veces los brazos extendidos” (crónica de El Carbayón)

“Estamos bajo la influencia de una de las nevadas más grandes que hemos presenciado, el suelo está cubierto por una gran sábana blanca” (descripción de la nevada en Oviedo)

“Ya los lobos se acercan a la ciudad. Ayer se vieron algunos en las inmediaciones del cementerio nuevo” (Oviedo – El Carbayón)

“Durante el día, se limpiaron con las mangas de riego las calles, recogiéndose la nieve en carros” (la nevada en la capital)

“Grandes tormentas de nieve en este puerto. En el pueblo murió a consecuencia de una avalancha la esposa del guardia primero. Hay máquinas con ocho metros de nieve encima” (descripción de la nevada en Pajares – El Carbayón)

“La incomunicación que hoy sufre la vía férrea de Lena a Gijón, desde Pola de Gordón a Puente de los Fierros, es de una extensión de 62 kilómetros. En ella se comprenden dos estaciones, Villamanín y Busdongo, en la parte de Castilla y cuatro en la de Asturias: Pajares, Navidiello, Linares y Malvedo. En la extensión de 42 kilómetros que hay entre Busdongo a Puente de los Fierros, se encuentran 61 túneles”. (Situación del ferrocarril – El Carbayón)

“Continúa nevando de firme y con tanta gracia como hace ocho días (…) Toda la noche estuvo nevando con gran fuerza e imponentes ventiscas. Todo el día de ayer y durante la noche estuvo nevando copiosamente hasta el punto de que fue necesario esta mañana abrir senda para salir de la fonda. La nieve llega a las ventanas del comedor, tenemos una temperatura de un grado bajo cero”. (Crónica desde la zona de Fierros)
“Seis hombres tuvieron necesidad de auxiliar al sargento de la guardia civil para que pudiera salir del cuartel” (Puente de los Fierros)

“Ya os dije que el viernes había empezado a nevar poco después de llegar a Navidiello con las máquinas exploradores, pues bien, desde entonces continúa cayendo nieve en tales proporciones, que anoche decía un amigo nuestro al entrar en la fonda: “Señores, está nevando a puñados”, y así es en efecto” (crónica desde Puente de los Fierros enviada por el corresponsal de El Carbayón, en este momento se inicia la segunda nevada, hacia el día 24 de febrero)

“Y continúa nevando atrozmente, vuelvo a repetir que los más ancianos del país están asustados, pues no recuerdan haber visto jamás una nevada tan espantosa” (Desde Puente de los Fierros)

“En casi todos los indicados puntos la nieve cubre por completo las casas y son muchas las que bajo su peso se han desplomado” (pueblos altos de la zona de Pola de Lena)

“Desde León volvieron a emprender el viaje llegando a Busdongo a las cuatro y media de la tarde del día 23, acompañados de seis hombres. En la estación de este último punto era tanta la nieve, que no se veían los vagones ni el edificio formando las casas en este punto, en Pajares, y demás pueblos, simples accidentes del terreno” (relato de la zona de Pajares enviado por el corresponsal de El Carbayón)

“En la vía del ferrocarril, para salir de los túneles, después de pasar el de la Perruca, tenían que salir arrastrándose, porque las bocas estaban todas cubiertas. La nieve no dejaba ver los palos del telégrafo, tenía 7 metros de altura (…) el temporal era espantoso y tal la altura de la nieve que vinieron haciendo senda sobre los tejados de algunos pueblos” (espectacular relato de cómo un grupo de hombres, entre ellos varios irlandeses, se abrieron paso por el puerto de Pajares)

“La avalancha que arrolló el viaducto de Matarredonda, puede calcularse cubicaría unos 20.000 metros de nieve, desprendida de la montaña de la izquierda de la vía, subiendo hacia Busdongo. Sólo así se comprende que haya llenado el barranco hasta la altura del viaducto destruido, y fue la misma que destruyó las casas de Pajares a una distancia en línea recta de 500 metros” (Descripción de la avalancha que arrasó el viaducto y mantuvo durante semanas interrumpido el tráfico ferroviario)

“Los edificios están cubiertos por la nieve, hasta el extremo de que intentando averiguar el paradero del hermano del capellán de Piñeres hemos tenido que recurrir al medio de llamarle a grandes voces y fuertes silbidos, logrando que él, desde la habitación en que se hallaba, se abriera brecha con un palancón en el tejado, indicándonos así el sitio a donde nos debíamos dirigir.” (Rescate de un vecino en Aller)

“Los vecinos de Pajares no han podido encontrar el agua que corre por el barranco en cantidad tan grande, que con ella muelen seis molinos, júzguese pues, de la cantidad de nieve que habrá en el barranco cuando el agua no la atraviesa. Se calcula en 30 metros la capa de nieve que cubre en el barranco el cauce por donde ordinariamente baja el agua” (Descripción de la situación en Pajares hecha por el enviado a la zona por El Carbayón – Señor Laruelo)

“Muy señor mío: la nieve vino sobre estos altos montes y estrechos valles desde el 16 del pasado febrero y no cesó de nevar hasta el día 29. Los más ancianos dicen y repiten que nunca vieron un temporal semejante” (desde Sobrescobio)

“Desde el valle de las Piedras a Pajares es mucha la nieve que hay que quitar de la vía para que por ella puedan circular los trenes. Hay puntos como en la trinchera de Llana del Oso, kilómetro 59 donde la capa de nieve alcanza una altura de 8 a 9 metros de espesor en toda la longitud, y en los túneles llega casi en todos a cubrir las bocas, entrando la nieve dentro de ellos en una extensión de 60 u 80 metros” (situación en Pajares)

“Uno de los guardamontes de la montaña de Covadonga, el que habita la casa sita en las proximidades del Lago de Enol, hombre de 70 años, llamado Ramos Junco, despidió a su familia mandándola al lugar de Olao en previsión de las grandes nevadas, quedándose sólo con su perro, pera hasta éste le abandonó bajándose al pueblo, donde su presencia produjo tal alarma, que organizaron una partida de hombres (…) que emprendieron la penosa ascensión para recoger al que creían cadáver, siéndoles difícil distinguir la casa envuelta entre nieves, desde la cual para recibirles el bravo Junco, abrió huella saliendo por el balcón del piso principal es decir que la nieve alcanzaba tres metros y medio de altura, y calificando de locura el acto de sus vecinos les mandó volverse encastillándose nuevamente” (intento de rescate del guardia de Covadonga – relato de El Carbayón)

“En Tielve alcanza la nieve una altura de dos metros sesenta centímetros, nada se sabe de los vecinos de Sotres desde hace 15 días. Poco más o menos pasa con los vecinos de Bulnes, del pueblo no se sabe nada desde hace ocho días” (situación desesperada de los pueblos altos del entorno de los Picos de Europa)

“De Tarna, por cuatro mozos que llegaron hoy, sabemos que la nieve que cubre el pueblo tiene un espesor de 4 a 5 metros, que en los primeros días de la nevada se inició en la ladera de la Neyona una inmensa avalancha, la que amenaza destruir el caserío como ya alguna otra vez ha sucedido, sin embargo hasta la fecha ninguna desgracia hay que lamentar” (El Carbayón)

“El pueblo de Sotres desde el 15 del pasado hasta el presente estuvo en la más completa incomunicación, y aún hoy (día 10 marzo) es imposible penetrar ni salir de dicho pueblo, y sólo tenemos noticia de que el 3 y 4 del corriente, no pequeño número de vecinos de dicho pueblo de Sotres, expuestos a perecer irremisiblemente de hambre, han resuelto antes, en su desesperación, salir del pueblo, a modo de caravana, en dirección al inmediato pueblo de Espinama, provincia de Santander, haciendo esfuerzos sobrehumanos” (El Carbayón 11)

“En Bulnes cogió la nevada a 40 personas en las cuevas apartadas del pueblo, en donde la nieve medía 6 metros habiendo permanecido en tales cuevas hasta el 3 del corriente que pudieron salir, no sin extraordinarios esfuerzos e inminente peligro de perder la vida, haciendo a la manera de los de Sotres, escaleras por encima del hielo. (…) Aquellas oscuras, tétricas y pavorosas cuevas, cerradas con nieve, y sin tener otro alimento que las mismas reses y ganados albergados con sus dueños y pastores en dichas cavernas; reses y ganados que los infelices se veían obligados a sacrificar y devorar crudos, pues les era del todo punto imposible hacerse con lumbre” (situación en Bulnes según El Carbayón)

“Las crecidas que los ríos tuvieron estos días debido no solo al rápido deshielo, sino a las lluvias de ayer, fueron muy grandes” (noticia repetida a partir del día 9 de marzo en toda Asturias)

“En Ponga continúa nevando desde el 16 del actual, temiéndose que esta segunda nevada sea tan terrible como la del pasado mes” (se reinicia la nevada en la segunda quincena de marzo)

Para terminar voy a reproducir algunos fragmentos de la información que desde distintos puntos del oriente asturiano enviaban al periódico regional El Oriente de Asturias vecinos que daban detalle de lo sucedido durante estos días de grandiosas nevadas. 12

Desde Arenas de Cabrales: (fechado el 6 de marzo)

“El pueblo de Sotres estuvo en completa incomunicación desde el día 15 del pasado, y aún hoy es imposible penetrar o salir de dicho pueblo, ignorando, por consiguiente, las novedades allí ocurridas, y sólo si tenemos noticia de que algunos vecinos de dicho pueblo, amagados a perecer de hambre, se arriesgaron a salir en caravana con dirección al inmediato de Espinama, en Liébana, haciendo esfuerzos sobrehumanos y formando escalinatas por encima del duro hielo donde iban fijando los pies, y aterroriza el considerar los precipicios inmensos que tenían que sortear (…) En Bulnes cogió la nevada más de 40 personas en las cuevas apartadas del pueblo, donde la nieve llegó a medir 6 metros. En ellas permanecieron hasta el día 3 del corriente, haciendo heroicos esfuerzos por salir de sus prisiones”

Desde Peñamellera: (con fecha 12 de marzo)

“Los pueblos que más han sufrido han sido Cuñaba, Bores, Alles, Oceño, Ruenes, Llonís y Suarias, en cada uno de los cuales se han derrumbado por el peso de la nieve bastantes casas de habitación y muchos invernales. En el primero de dichos pueblos se han hundido ocho casas, entre ellas la de vivir y recoger ganado de una pobre impedida, soltera y anciana, llamada Mariana. Pero una cosa providencial evitó de una muerte segura a Gregorio Ibáñez y su familia, se hallaban en su casa cuando una avalancha de nieve se desprendió de lo alto de la montaña, y a medida que avanzaba iba engrosando su masa con corpulentos castaños, robles, peñascos y cuanto hallaba en su vertiginoso descenso.

Al llegar al pueblo y sin duda por algún rudo choque, se dividió en dos porciones, una de ellas chocó con la parte superior de la casa de Ibáñez, arrancando el techo de raíz y dejando muy mal paradas sus pareces, y continuando en su marcha arrasó otras dos casas y fue a estrellarse contra la iglesia, dejando raso el suelo con los techos, donde seguramente tienen nieve para meses”.

Desde Carreña: (día 20 de marzo)

“Había cesado de nevar hacia los días 4 y 6 del que corre, y aunque acaecían fuertes heladas que dificultaban el deshielo eran de muy buen grado aceptadas (…) Mas ay! Vana ilusión! Aquellas heladas eran verdaderamente precursoras de otra nevada más espantosa aún y abrumadora que las que acababa de tener lugar (…) A los pocos días de estos augurios y vaticinios amaneció una nevada en la que se medía sobre la anterior una vara más de altura, desde entonces (y esto era en los días 12 y 14 del actual) no cesó hasta la fecha de nevar y sigue nevando a trapo lleno, como vulgarmente suele decirse. 13

Aquí todo está sepultado por la nieve, se agotaron completamente los recursos y alimentos para hombres y ganados, que los ganados que no perecieron perecerán en toda su totalidad, que un carro que venía con víveres para este Concejo no pudo llegar y viose obligado a retroceder en dirección a Onís a donde tampoco le fue posible poder llegar. De seguir así la muerte de muchas personas será cierta y el ganado todo perecerá. El hambre aprieta ya en la morada del pobre. ¡Españoles! ¡Asturianos! Si no atendieseis nuestros ruegos cometeríais un crimen ante la razón, la justicia y la historia.”

Datos técnicos, fotografías, textos completos, de la Nevaona en Asturias y Cantabria, en:
Revista del aficiobnado a la Meteorología

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