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Etiquetas, tags: madera, madreñas, madreñeros, oficio artesano, términos

"Pastor que estás en el monte,
descalzu triando breñes,
si te casaras comigo
calzaris bones madreñes"
(copla popular)

De la madera a la madreña:
la materia primera
(como dice la raíz milenaria
de la palabra)

En parte, publicado en el
Diccionario etimológico de toponimia asturiana.
Edición de 2017.
Xulio Concepción Suárez
Y en otros trabayos del autor.

A) Comenzando por la palabra

La voz madreña pudiera connotar referencias sólo regionales, rústicas, locales...; pero, a juzgar por la raíz de la palabra, nada más lejos de los hechos, pues las referencias se remontan bastante más allá -milenios y millas más allá- de un tiempo y de un espacio reducido a unas montañas. Hay madreñas y madreñeros, con formas muy variadas, por cualquier región, país, continente..., sin más diferencias que en las formas, los usos, las terminologías para describirlas y usarlas en cada contexto. El Museo de la Madera y la Madreña, en Caso, es un buen ejemplo.

Pues, la raíz de la palabra es evidente: madreña viene de madera, que, a su vez, viene de materia, a su vez, de mater: el origen, la madre de todo, ya en tiempos indoeuropeos, milenios atrás; pues casi todo se hacía de madera, como material relativamente mejor de trabajar que la piedra y los metales; y más al alcance de cualquiera: la madera abundaba entonces por todas partes.

En resumen, el indoeuropeo, *mater (origen, raíz, madre) dio el griego méter y métra (matriz); luego, el latín mater (madre); más tarde, el mismo latín materia (materia, tronco del árbol); y con el derivado del sufijo, daría el latín vulgar *materinea ('perteneciente a la madera'). Y de ahí, en su evolución medieval ya romance, terminaría en madreña: por tanto, hecho de madera.


el tayu la madreña: el primer boceto que le da el hacha para empezar

Una raíz muy larga de remotos sentidos enlazados

De modo que hasta la misma voz matriz o Madrid tendrían el mismo origen remoto: la matriz, el origen del agua, en el caso de la ciudad madrileña; o del río cántabro y el apellido Lamadriz (lo que son las paradojas y coincidencias mágicas de las palabras en el comienzo de sus acepciones balbuceantes primeras; léxicas o toponímicas, lo mismo da).

Y, desde ahí, a la magia de las madreñas como calzado imprescindible en los pueblos frente al agua, la nieve, el frío..., tantos siglos antes de la goma, el plástico, los materiales sintéticos para el calzado de ahora. Y todo el arte de los madreñeros y madreñeras, pues entre homes y muyeres, cada uno con su función en la pequeña industria familiar, iban confeccionando algunos pares diarios de madreñas, que bien podrían compensar un poco las precarias economías rurales, hasta no hace muchas décadas, incluso.


B) El valor de un oficio madreñeru en tiempos más precarios, cuando había que vivir del medio

El madreñeru, madreñiru, madriñeiru, fue en los pueblos asturianos de montaña un oficio rentable a la falda de los hayedos tiempo atrás: esta rústica industria familiar completaba (o compensaba) con creces la precaria economía rural, dando trabajo a todos los miembros de la casa.

Era un oficio de invierno, sobre todo, cuando no apremiaban otros trabayos. Incluso los madreñeros salín de sus pueblos hacia otros más urbanos y fonderos, para hacer madreñas a medida de casa en casa; de familia en familia. Podían pasar varias semanas, o meses, hasta volver a sus pueblos de montaña, sin más equipaje que su zurrón y los aperios. Eso sí, con unos cuantos riales aforraos para la economía familiar.

Hasta 4 pares; el xornal diariu; nun llegaba a los 2 duros (30, 40 riales, y ¡gracies!)

La pequeña industria madreñera había de producir sus ingresos, por mucho que nos extrañen hoy las cifras: por los años cuarenta, 2 pesetas el par (8 riales), teniendo en cuenta que, al día, en sin descuidase, podían facese hasta 4 pares; el xornal diariu, nun llegaba a los 2 duros (30, 40 riales, y ¡gracies!) —nos cuentan todavía en cualquier pueblo. Y hasta siete pares, cuando el trabajo familiar estaba muy bien organizado.

Nos cuentan los vaqueros de Brañagallones que las muyeres acarretaban los tayos de faya en los burros, mientras el paisanos facían las madreñas: eso adelantaba mucho el trabajo y el producto a la hora de hacer cuentas. En el entorno rural de montaña muchos estilos fueron tallando los madreñeros desde el occidente hasta el oriente asturiano.

Con las clases de madreñas para cada uso y ocasión

En toda esa gama de variedades, siempre en función de la altura, del uso y de la madera, destacan para la nieve les madreñes que los casinos llaman chapineres: un tipo de madreña que remata en una especie de cresta angular y puntiaguda, para cortar la nieve con mayor facilidad.

O les madreñes de tarucu: otro tipo que consistía en unes madreñes más altes con tornos de escobes o peornos en lugar de gomas o de clavos: de esta forma se caminaba sobre la nieve con menos problemas; cuando se gastaban los tacos, se encajaban otros nuevos para mantener la elevación adecuada de la madreña, nos explica Luis en Pendones con toda amabilidad, el madreñeru famosu.

Una amplia terminología, según los conceyos

La variedad léxica en la terminología madreñera se enriquece a poco que vayamos escuchando a los nativos mayores de conceyu en conceyu: varían los términos, aunque a veces sólo en matices fónicos o gráficos; la mayoría coinciden en sus raíces verbales, usos de los utensilios, tipos de maderas...

A modo de ejemplo, sirvan los recuerdos de Antonio Álvarez sobre el oficio de los madreñeros en su libro El sentir de la memoria, sobre sus pueblos somedanos, que conoce al detalle etnográfico, histórico, lingüístico. La explicación léxica somedana tiene sus variantes.


Las madreñas, les madreñes

C) El oficio trashumante de pueblu en pueblu, faciendo madreñas a la medía de cada componente familiar

En muchos pueblos y conceyos de montaña a la falda de los hayedos (Caso, Aller, Lena, Somiedo...), nos recuerdan los mayores el oficio trashumante de los madreñeros por el otoño arriba y invierno: una vez que iban descendiendo las labores de la casa con el ganado y las tierras, las cosechas..., un componente de la familia (al padre, un fíu...) tomaba las ferramientas necesarias (el hachu, la tsegra, las gubias...), las metía en un zurrón, y comenzaba su andadura (semanal, quincenal...), pueblos abajo por los conceyos vecinos para facer madreñas de casas en casa. Casi siempre, a pie; o, a todo más con un burro, cuando tenía posibilidades para ello.

El recorrido del madreñeru podía ser largo, pues comenzaban por los conceyos limítrofes, pero podían llegar hasta la misma ciudad de Oviedo. Las familias los iban solicitando por turnos: ellas les facilitaban las maderas (nozal, abidul, faya...), según sus preferencias y posibilidades; y ellos las iban haciendo madreñas a medida para cada componente familiar: para los guajes y guajas más pequeños; para los medianos, para los mayores...

El arte y el ingenio de facer madreñas a gusto del consumiidor, ya fay sieglos y sieglos tamién...

Pero los madreñeros siempre tenían que hacer las madreñas a la medida de cada pie; y más ligeras, más cómodas, según las exigencias de quien las pagaba, por supuesto. Hasta había competencia y fama entre los madreñeros, por ver quién las hacía más ajustadas a los gustos familiares. El márquetin, la publicidá de los madreñeros..., debía ser ya mu antigua, por lo que paez...

Para ello, la casa familiar les daba la comida, les improvisaba un lugar para dormir, les pagaba según precios acordados por pares de madreñas... Y el madreñeru pasaba a la siguiente familia, al pueblu siguiente... Y, así, hasta la vuelta a casa, cada semana, cada quince días..., o hasta el mes enteru -nos recuerdan en algún pueblu-.

Ya terminado el invierno, y con unos cuantos riales en la cosecha del oficiu, regresaban definitivamente a los pueblos, para retomar la actividad agrícola y ganadera. Un buen complemento madreñeru para la economía familiar, por tanto.

O la otra forma de la trashumancia madreñera: pares de madreñas puerta a puerta por pueblos y villas mayores...

En los pueblos con más artesanos madreñeros, había otra modalidad para la venta directa del producto: un miembro de la familia se instalaba en un monte de madera, con sus ferramientas, una caballería, unos alimentos duraderos..., y allí se pasaba la semana, la quincena..., faciendo pares de madreñas de la mañana a la noche; cuando podía, se acercaba al pueblo por la carraca semanal de alimentos, y continuaba su tarea, tantas veces con los mayores trabajos, penurias y peligros. Sólo la vecindad de otru madreñeru conocíu le aliviaría, en parte, la dureza del oficio.

Una vez confeccionados unos cuantos pares de madreñas (los que pudiera llevar la caballería en sacos sobre la albarda, o en las alforxas), tomaba el camino de los valles, y bajaba por los pueblos a vender tantos pares, puerta a puerta; comenzaba por los pueblos más próximos, y seguía valles abajo hacia las villas mayores, las más centrales, hasta la misma ciudad de Oviedo, si no los vendía todos antes.

Solía pasar varios días fuera del monte, y lejos de casa, pues depende hasta dónde tuviera que llegar para volver a la cabaña con todos los pares vendidos, y con algunos riales más para las arcas familiares. Tenía que descontar los gastos: la comida, la estancia de la noche donde pudiera, la yerba, algo de piensu para la caballería ... Y, por supuesto, algunos alimentos para continuar su trabayu nel fayeru del monte: pan, tocino, algo de vino si podía... Poco más. Y así buena parte del otoño y del invierno hasta la primavera también.

Ver también: MADREÑEIRO,
UN OFICIO PARA MITIGAR LA POBREZA
EN SOMIEDO
(texto completo en PDF), por Jesús Lana Feito

D) El palabreru de las madreñas

La variedad léxica, terminológica que manejan los madreñeros es amplia y muy precisa, teniendo en cuenta que en cada conceyu -entre oriente y occidente- tienen sus preferencias según la zona, la técnica empleda, el tipo de arbolados, las ferramientas preferidas... Hay una coinicidencia relativa, general al asturiano, pero con esos matices específicos. Sirvan unos cuantos ejemplos del palabreru más escuchado..

afumar
ahumar las madreñas una vez terminadas, a falta de pintura; también quedaban con un tono más natural; se afumaban con meruxa, sobre todo
amoldiar
dar una primera forma al tronco con el hacha todavía, antes de azolar: luego vendrían las labores más delicadas, para no estropear el trabajo hecho hasta entonces y perder la madreña entera.
aponer
en otras zonas, dar también forma al tronco con el hacha para quitar lo mayor, y que vaya saliendo un tayu pa la madreña
argolla,
argotsa
era el alambre que se ponía sobre la boca la madreña, de forma que no pudiera rajar con el sol; o se abriera -fendiera- al retorcer el pie, pegar un retorciñón; había que asegurar bien el tiempo de la madreña hasta el detalle.
azolar
dar una segunda forma tosca al tronco con la zuela, para ir diseñando la madreña
baltar
cortar los troncos gruesos propios para las madreñas, en suficiente grosor como para cuartiarlos y que dieran cuatro tayos (cuatro madreñas)
barrenar barrenar la madreña por dentro con el taladru más grueso
barreno, el taladro más grueso para hacer la casa de la madreña
bastrén, el raseru pa la madreña, según las zonas
bocal, el
oquedad en la que entra el pie a la madreña, entre el calcañal y la casa
calcañal, el parte redondeada posterior de la madreña; el calcañu.
calcañu, el parte posterior de la madreña: debía estar muy bien fino y ajustado al pie, pues en otro caso haría daño al andar
cantesa, la
aro que ceñía la madreña sobre la casa, de modo que no abriera de un retorciñón, con el sol...
casa, la parte delantera y hueca, interior de la madreña: había que modelarla bien a la medida del pie, de modo que no rozara los güesos, las zapatillas, los escarpinos...
tsegra, la
tsegre, la
llegra, la
llegre, la
gubia de ángulo recto muy útil para sacar la madera interior de la madreña; hay varios tipos más pequeñas y mayores, más finas...
clavos, los los tres clavos de fierro para los tacos: hacían las madreñas más pesadas, pero resbalaban menos en las praderas, entelbarro...
costetsar, el parte lateral (colateral) de la madreña: se dejaban lo más delgados poosibles para evitar el paso de la madreña, pero no tanto que se rompieran en un retorciñón a destiempo
cuesta, la parte lateral (colateral) de la madreña, según otros informamntes
esbocar
desbocar
sacar la boca, el hueco interior, de la madreña: también había que dejar la boca muy ligera de madera para evitar peso; pero con suficiente consistencia para que no se gastara muy pronto por la papá, y calara el agua.
dibuxar
diseñar ciertos dibujos en la madreña, según la marca (el logotipo) del madreñeru, de la familia...; solían hacerlo las muyeres, lo mismo que pulirlas, afumarlas, pintarlas...

 

"Les asturianes
van de madreñes,
ruxen los clavos, leré...,
da gloria oyeles"
(copla popular)

fender
hender, rajar, cuartiar los troncos para los tayos de las madreñas; si la maera no está fendía, no vale, rajaría inmediatamente con el sol, el agua...; por eso se consideran tan malas las madreñas de canón, porque rajan enseguida.
ferrar poner los clavos a las madreñas,con elc uidado de no rajar los tacos.
ferraxe, el los clavos de la madreña: uno en cada tacu, con el cuidado de centralos bien, de modo que no lo rajara, se flojara, y se fastidiara la madreña en adelante
galocha, la madreña primitiva. con suelo de madera y empeine de cuero
gomas, las pequeños cuadrados de goma que se ponían en los tacos a madreñas más ligeras, en épocas recientes (antes, de la goma, serían de correa, de badana...): las usaban, sobre todo, los guajes, las muyeres; aunque resbalaban más que los clavos entelbarro
gubia, la utensilio de corte curvo (muchos tipos): era la ferramienta más delicada, pues tenía que cortar bien, tener buen temple para que no se gastara pronto...
madreña
d'escarpín
madreña que se calzaba sin zapatilla, sólo con el escarpín (especie de calcetín fuerte hecho de lana, de fieltro...); a veces, había que forralas por dentro con yerba, fueyas de maíz..., si la madreña era más grande que el pie, para que no se cayera al andar; o al usar madreñas de otros miembros mayores de la familia, heredadas de los vecinos, de familiares, regaladas...
madreña
de zapatilla
madreña más usual: las hay de homes, de muyeres, de guajes...
papá, la parte convexa, exterior y delantera, de la madreña: los ususarios debían aprender a andar bien de madreñas, sin arrastrar la papá demasiado por las pedreras, pues se iba a desgastar pronto y calar el agua; a veces, se les ponía un refuerzo amplio de correa, cuero..., para evitar el peligro, y que durara más tiempo.
peales, los
pedales. los
los tres tacos, los tarugos, de la madreña -os pedales-, sobre los que van los clavos, las gomas...
picaeru, el
picaíru, el
madero grueso, sobre el que se trabajaban los tayos para las madreñas con el hacha
pintar
afumar o dar color a las madreñas, con tintes naturales (arcillas, magro...)
raseru, el
rasiru, el
raspón
, el
utensilio de fierro con corte y manillas laterales: muy bien afilado siempre, pues sólo debía llevar capas delgadas por delante; en otro caso, fastidiaba toda la madreña también, no podía sacar estillas más gruesas...
suela, la parte fondera de la madreña, la más resistente, peus todo el paso del cuerpo recae sobre ella; debía estar muy afinada para un buen asiento del escarpín, de la zapatilla...
tacu, el
tazu, el
cada tacón de la madreña, en otras zonas
taladraoria, la
tronco grueso en forcá, donde se sujeta el tayu de la madreña para ir dándole forma
taladrar barrenar la madreña por dentro con el taladru más grueso
tapa, la parte que recubre la casa, entre la boca y el picu; se solía reforzar con una argolla de alambre, de forma que no se rajara con el agua, el sol...; o en un retorciñón del pie a detiempo.
tarugos, los los tres tacos de las madreñas, según otras zonas también.
tayu, el
teyu, el
primer boceto de la madreña: el trozo de madera sólo con la forma que le da el hacha de azolar, amoldiar...
tronzar
cortar con el tronzaor los trozos aproximados para las madreñas; normalmente, de dos en dos, el par completo (con un tayu al medio para separarlas ya de mano)
tsegrar
chegrar
limpiar la casa, el hueco interior, alargado, de la madreña, con la tsegre: labor delicada, pues a poco que se pasara el madreñeru raspando demasiado en una parte (boca, papá, costellares...), se fastiidiaba toda la madreña, pues iba a calar el agua y durar poco.
vara de medir palo para las medidas de la madreña; tenía ciertas marcas o pequeños tayos hechos a navaya; la mayoría de los madreñeros, ni la usaban, pues todo lo hacían a ojo, con los dedos, a cuartas...
zuecu, el
en realidad, zapato de madera, con suela más bien lisa; puede tener parte de la tapa de cuero

E) Texto en homenaje a las fayas
por Antonio Álvarez

“Fayas espectaculares..., allá abajo de Peloño..., fayas centenarias con más de treinta metros de altura. Algo sublime. Habrá pocas en Asturias como esas;  crecieron porque no se podían cortar y sacar de allí fácilmente. A mi padre que era madreñero se la caerían las lágrimas contando los pares de madreñas que daría cada una. A un biólogo pensando en los miles de bichitos que producirá cada una cuando se caigan de viejas y alimenten a la fauna.l.

A una madre de la posguerra, pensando en las veces que podría amasar el pan con una de ellas.  A un fotógrafo buscando los contraluces al amanecer o al levantarse la niebla. A un hippie de los años del LSD, elevándose por ellas con la mente en procesos de alteración de consciencia... ¡menudo subidón, del inframundo al cielo trepando abrazado a la faya arriba!.  Hay mucha poesía, mucho zen en el bosque, pero también muchas madreñas"
(Antonio Álvarez)

F) La materia, la madera..
por Mircea Elíade .

"El sentido primordial de la palabra materia parece, en efecto, haber sido el de 'corazón de la madera'... La materia tiene el destino de una madre porque engendra incesantemente. Lo que nosotros llamamos vida y muerte no son sino momentos distintos del destino total de la tierra madre; vivir no es más que separarse de las entrañas de la tierra, y la muerte se reduce a una vuelta a casa"
(Mircea Eliade)

En fin, la madera es producto típico de los montes asturianos, en unos conceyos más que en otros, pero con bosques espesos que dieron productos artesanos desde tiempo inmemorial. Muchos dichos y refranes surgen en la conversación con vecinos por cualquier parte. Sirva uno al azar:

"El casín más tontu
fay un reló de maera,
madreñes, xarres,
y tou de maera"
(dicen por allí...).


    (foto prestada por Antonio Álvarez)

G) Y un poema: "La madreña ye leyenda"
por Olegario (Llaviana)

Llega la nieve a la aldea
y a les caleyes el barro ,
y en Asturies la madreña
desde siempre fue el calzao ,
pa trostiar pe la caleya
y andar detrás del ganao ,
pa trabayar en 'a huerta
y pa segar pe los praos...

Pa trabayar la manera ,
dir los xueves al mercau
y practicar la molienda...
Dir pa la mina trostiando
pa la ida y pa la guelta
igual lloviendo y nevando
pasando la cordillera
incluso hasta en verano...

Pa mió güelu y pa mió güela
fué siempre el so calzao
la zapatilla y madreña ,
y yo la sigo usando
ya de gomes , más moderna
y non ferraes con clavos
como antaño , pa la piedra
pa la nieve y pal barro...

La madreña ye leyenda
y andar con ella ye guapo ,
si vives en una aldea
y presumes de asturianu...
Pa mi dame la madreña
y que me quiten los chanclos .

OLEGARIO - 8 - 12 - 2023
NAVALIEGU - LLAVIANA - ASTURIES