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LA TEVERGA SOLIDARIA NO LE TEMIÓ AL FRÍO
Anabel Santiago cantó como los ángeles en la Colegiata de San Pedro de Teverga.

por Celso Peyroux

Llovía si Dios tenía agua durante todo el fin de semana pero la gente no le tuvo miedo ni al frío que bajaba de Sobia ni a la lluvia. Se diría que el personal estaba contento y había alegría en el alma por la causa que les reunía y estaba defendiendo.

En Sierra Leona más de mil niños se murieron en estos tres días de hambre, sed y enfermedades malignas y contagiosas. El maldito ébola se llevó por delante a hombres y mujeres sin que la sociedad mundial se mueva para combatir este temible brote que acaba con todo.

En su cuarta edición solidaria, Asociaciones de vecinos de Teverga, el Ayuntamiento y visitantes mostraron, un año más, que a estos valles llegan las voces y gritos de angustia de los  que padecen y se les escucha. Al menos, dos centenares de personas asistieron a todas las actividades que se prepararon con el fin de recaudar dinero para ayudarles.

Niños con sus dibujos, postales navideñas y sonrisas, los “Corazones jóvenes” con sus obras de teatro –Mino Fuenteseca y este cronista en la memoria, gracias- conferencia y sensibilización sobre nefrología, el grupo folclórico “Noceu” de Trubia, tómbola y rastrillo, demostración de tiro al arco; en la Colegiata, las “Voces de Teverga” con su incipiente coral, muy aplaudidas los cuatro temas presentados y… el concierto estelar de Anabel Santiago.

Se hizo el más profundo silencio y la joven maestra de la tonada asturiana, acompañada por el guitarrista Julio Arbesú, se ganó –con su sonrisa y donaire- al público desde la primera canción. “El xilguerín parleru” voló por todos los rincones del centenario templo llevando en sus alas la voz de la cantante. No necesitó megafonía porque su armoniosa y potente voz invadía los espacios más increíbles.

Tonadas de la música vernácula, cantos de la mina, tangos, fados de Miranda do Douro… y al final el “Chalaneru” entonado por todos los presentes. Al final alguien dijo la frase del día: “Santiago cantó como los ángeles en la Colegiata de San Pedro”. Hubo ovaciones, sonrisas y hasta lágrimas.

Todo un triunfo para la joven que cedió su voz, simpatía y la mejores maneras para paliar las necesidades y sufrimientos de los menos afortunados tal y como habíamos hecho juntos con el Pueblo Saharaui, hace de esto ya siete años.

Bellos recuerdos en las arenas incendiadas del desierto. Existe desde entonces una leyenda en el campamento de que el Principito al oir las canciones de anabel llegó hasta la “jaima” con su rosa de la mano y escuchó con atención las dulces melodías de la joven asturiana, perdida como todos nosotros entre las dunas y las injusticias que se vienen haciendo con un Pueblo noble, hospitalario y con ganas de Libertad.

A la mañana siguiente cuando se levantaba el sol, el Principito medio dormido entre los pétalos de su flor preguntó a un vecino. -¿Quién canto anoche? No lo sé. Pero dicen que es una xana del País de siempre y un día donde los valles son de menta, ríen los arroyos con sus aguas de plata, cantan las olas su balada marina y en lo alto de las cumbres anidan las nieves en el invierno.

El dinero recaudado irá en esta ocasión para combatir el Ébola a través de la Fundación de la Cruz Roja, para los enfermos renales de Asturias y los comestibles recogidos para el Banco de Alimentos de Asturias. Por todo ello y mucho más seguimos siendo un pueblo ejemplar. Salam-aley-kum

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