Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular
Etiquetas, palabras clave, tags: toponimia, zootoponimia, nombres, origen animal, significado

 

"La guariza, la güeiriza..., era un terreno acotado con destino al pasto de bueyes y caballos, pero excluido para el ganado lanar, cabrío o de cerda... Estos lugares acotados debían estar relativamente próximos a las aldeas, de modo que por las noches los bueyes pudieran ser recogidos en los establos..., con el fin de llevar y traer este tipo de ganado sin emplear demasiado tiempo en ello, ya que en ocasiones se hacía diariamente" (Francisco Tuero Bertrán)

toro quirosán, de Tomás el de Cortes

Motivación toponímica:
algunos animales domésticos
entre los nombres de lugar;
bueyes, güeis, gües.
Zootoponimia

Extracto del trabajo publicado en
Rev. BIDEA, nº 139 (pp. 45-68). Oviedo, 1992.
Julio Concepción Suárez.

Cuestión de términos: toponimia, zootoponimia...

Los güés, los güéis, los bueyes, fueron hasta hace algunas décadas animales indispensables en la economía familiar asturiana, muy preciados en la labranza, transporte y arrastre de maderas, no sólo dentro de la región, sino también con las regiones vecinas, más allá de los puertos de montaña en cualquier época del año. Muchos topónimos asturianos en este campo.

Por ello, los güés eran tratados de forma especial por los campesinos, y en consecuencia alimentados en unos pastos específicos, que dejaron abundantes topónimos sobre el suelo para recordarlos. Así, los nombres del entorno asturiano atestiguan hoy en puertos, oxas, bovias y guarizas, esos lugares reservados para su cría y su recría.

Su destino sería pronto (cuando ya tenían sobre el año) el trabajo de la casa, el mercado concejil y regional de la semana, o el trasiego estacional para ser vendidos a buen precio en las ferias leonesas, santanderinas o gallegas en las épocas del año (y del anuyu) que mejores ventajas ofrecieran.

En la toponimia asturiana abundan zootopónimos referidos a estos güés. La zona lenense, con buena calidad de pastos en todos los puertos y cordales entre Payares y El Güerna, o sobre El Aramo, entre Riosa y Quirós, lo mismo que hacia las brañas de Aller, ofrece hoy una serie de nombres que hablan del animal ya desaparecido de los lugares que designó.

Una raíz ya indoeuropea: *gwou- (buey), latín, bovem

La importancia del ganado bovino, en su conjunto -vacas y toros, en la acepción romance-, se remonta ya al indoeuropeo, varios milenios antes de la palabra latinizada bovem. Francisco Villar (1991: 41) cita ya la raíz indoeuropea *gwous (buey, vaca, bovino), que pasó al griego, boûs (buey, vaca); es decir, en esta época remota "los indoeuropeos no solían distinguir con dos palabras diferentes los sexos de sus animales domésticos" -dice F. Villar-. Por ello, la voz *gwou designaría al mismo tiempo todos los bóvidos: vacas y bueyes.

La evolución fonética asturiana del proceso bovem > güey, güe..., resulta normal en lo lingüístico, una vez cerrada la vocal /o/ inicial en contacto con /a/ más abierta, y con la que formaba hiato. Por acción de esa semiconsonante /w/ resultante (-u- del hiato), se cambia bwa- en gwa-, y, en consecuencia articulatoria, buariza en guariza, como buey en güey, y situaciones articulatorias asturianas de estructura semejante, muy frecuentes, por otra parte

Muchos topónimos para los pastos bovinos:
los animales imprescindibles para el trabajo

En consecuencia, hay una serie de topónimos de este campo. Boves (Piñera): finca de pradera al sur del pueblo, bajo la autopista del Huerna. Bovia (Felgueras): conjunto de praos abundantes en pastos de calidad. Quentu la Bovia (Naveo): varias fincas de pradera.

Bovias (Xomezana): puerto alto de verano, en el valle sur de los dos pueblos, bajo El Forquéu y El Puerto la Cruz; varias fincas buenas y productivas, también bajo el mismo puerto. Las Bovias (Casorvía): praos bajo el pueblo.

Y muchos otros con esta base. La Pena Bovias (Xomezana): peña alta sobre el citado puerto de Bovias. La Boya (Parana): pastos altos de verano ya en el límite con Aller. La Guariza (Tuíza): conjunto de propiedades del pueblo que llegaban hasta Che Turbio por Las Planas; terreno muy pendiente, pero con pastos de calidad entre las masas calizas del entorno de Peña Ubiña.

A la medida del trabajo de los bueyes en un día:
los días de güeis

Con otras formas léxicas, quedaron lugares como Cochéu los Güéis (Tiós): finca de pradera en alto y en pando, sobre Marniega. El Dïa Güéis (Bendueños): finca pequeña, hoy dedicada a predera, y antes a tierra de labor; mide aproximadamente el popular día güéis o día güés (entre los 850 y 900 metros cuadrados).

Los Días de Güéis (La Cortina): varias tierras labrantías en Artos, bajo la autopista del Huerna. Día Güés de Riba y de Baxo (La Corrona): finca en el valle, sobre el mismo río Lena. Güés Martínez (Rospaso): pastizales de suelo muy pendiente, pero de buena calidad, bajo La Mesa, sobre Las Navariegas. Camín de Güéis (Naveo): camín real de Payares a La Paradiecha por Escuenas y hacia tierras leonesas de Pendilla.

O los pastizales más cercanos a los pueblos:
las guarizas

Y en consecuencia con el léxico, los derivados del tipo La Guariza (Renueva): pastos muy pendientes entre los roquedos calizos que van desde Mal Abrigo a Tárano, Taranín y Picos. La Guariza (La Cortina): pastizales sobre el pueblo, entre Las Campizas y Chan de la Gachina. La Guariza (Casorvía): valle alto de praderas, antes parceladas en suertes que se pastaban en común; abundantes y de buena calidad bajo las calizas de Pena Furá.

Y tantos otros. La Guariza (Yanos de Somerón): pastos comunales de suelo pendiente. La Guariza (Tiós): zona de pastos y fincas de pradera sobre las rocas calizas que culminan en La Pena Chago. La Guariza (Piñera): pastizales comunes sobre la autopista del Huerna. La Guariza (Rospaso): pastos hacia Tuíza. La Guariza (Campomanes): finca sobre el río, hacia Tiós. La Pena la Guariza (Tiós): peña caliza sobre la zona descrita bajo Chago.


(tudanca cántabra)

Un lenguaje bovino generalizado por cualquier conceyu, en otras regiones...

En la toponima allerana quedan Cotsá los Güés y La Guariza. Entre Luarca y Allande, el monte de La Bobia. En zona de Somiedo, en Saliencia, el río y el valle de Bobias; en el puerto de Somiedo, Bobia Fuxadinos, Picu Bobias. En la zona de Los Beyos, Collada la Bobia, La Guariza.

En Caso, La Guariza. En Onís, Bobia Riba y Bobia Baju. En San Martín del Rey Aurelio, La Bobia, lo mismo que en Langreo. En Siero, Bobes. En Gijón, Bobia. En Oscos, A Bobia. En Peña Prieta, Bobias. En Potes, el valle de Bobias, El Boquerón de Bobias, las Fuentes de Bobias, la Boca Bobias.

En el lenguaje toponímico de otras regiones, las formas léxicas con esta motivación en algunas escasean más; en otras, abundarán también. Hay Boyeira, Boyán, en La Coruña; Boyal, en Sevilla; Boyar, en Cádiz; Boyeriza, en Madrid. En tierras riojanas, Val Boyana, La Dehesa Boyal, Vallejo del Buey, Los Bueyes, Escuerna Bueyes.


(toro y vaca tudanca)

Un léxico común adaptado a los recursos naturales de cada zona:
la calidad, la abundancia de pastos

Se podría concluir que el léxico toponímico asturiano no sólo diferenciaba unos pastos de otros dentro de la región, sino también unos usos ganaderos frente a los recursos naturales de cada región en particular. Por otra parte, el aprovechamiento de este recurso animal parece documentado desde un tiempo relativamente antiguo.

En otras palabras, el campo léxico con esta base zoonímica abunda en la toponimia asturiana, como sobreabunda en las voces del asturiano común.

Ello viene a atestiguar que el güey, el güé, hoy reducido al símbolo folclórico en determinadas ferias o fiestas muy transformadas ya, olvidado por completo de los caminos, los arados y las carretas literarias, sirvió de referencia constante en la designación del hablante asturiano. Los datos estadísticos son bien expresivos.

Las expresiones léxicas bovinas: las frases hechas, la imagen valorada de un buey por los lugareños

En el léxico lenense, por ejemplo, el buey se compara al caballo en dichos del tipo: "El güey, dir; el caballo, venir"La agudeza del campesino diseñaba, incluso, la complexión idónea del animal: el buey debía ser ancho y fuerte en su mitad trasera, a diferencia del caballo, que lo había de ser en su parte delantera. En todo caso, el dicho connota que los dos eran valorados en función del trabajo (arrastres, carros, aráu...).

Pronto, al buey le ocurrió con el caballo lo que más tarde al caballo le ocurriría con el tractor y los motores en general: el güé fue desplazado por un caballo que también pasó (está pasando) a ser animal secundario en el trabajo de la industria y de la casa asturiana. En pocas décadas, sólo algunos datos lingüísticos hablarán del uno y del otro.

Otros dichos recogen la comparación asturiana: "El güe, pertegudu; el caballo, barrigudu". Se observa que los arrieros preferían los bueyes de lomo largo, y los caballos, en cambio, de aspecto más corpulento y pesado.

Finalmente, un dicho lenense mide hasta dónde llegaba la familiaridad que el buey tenía en el lenguaje casariego y coloquial: "Güey avecéu güelve al préu", cuya traducción más arraigada sería: `mujer aficionada a los hombres, o ligada tiempos atrás a uno en particular, con el tiempo, una vez casada, vuelve a las andadas".

Con la vecera de los bueyes para la exportación:
las bueirizas, güeirizas...

Ya en usos léxicos específicos, el campo es amplio en asturiano. En Teverga, todavía se llama bueiriza y güeiriza al "antiguo pasto comunal acotado para los bueyes". Estas voces testimonian esa costumbre generalizada en Asturias de acotar ciertos pastos específicos para alimentar mejor a los bueyes de recría, con destino a la venta en los mercados de otras regiones.

Paralelamente, aquellos pastos, los más cercanos ya al poblado, habían de alimentar de forma correcta a los bueyes mayores que iban a trabajar al día siguiente en el arrastre de los trabajos más duros, a la voz del carretero. De ahí los topónimos vistos más arriba, y otros que designaban esos lugares en el conjunto de los pastos reservados al buey.

El entorno asturiano de los citados bueyes queda resumido en un estudio del profesor Jesús García . Según este autor, había incluso veceras de este ganado con destino a los trabajos de labor y a la recría (bueyes capones); para ellos se destinaban terrenos de pastos acotados, mientras que el resto del ganado subía a los puertos de verano en primavera, para descender de nuevo por San Miguel en setiembre .

Con la precaución solidaria de rotar las güarizas entre los vecinos para compensar calidades y distancias: guarizas próximas y alejadas

La guariza, según Jesús García, era precisamente esa `vecera de los bueyes': un lugar relativamente próximo a las aldeas, de modo que por las noches este ganado pudiera ser recogido en los establos.

En estas guarizas, sólo podían entrar bueyes de labor en número fijado por el concejo de vecinos para cada propietario; sólo se permitían caballerías durante veinticuatro horas, cuando llegaban de un viaje de arrieros . Estos datos apoyan una vez más el trato de igualdad que recibían el güe y el caballo, tal como refleja el léxico asturiano más arriba recogido.

La estimación de las guarizas por pos vecinos del pueblo se apreciar en otras costumbres asturianas. Por ejemplo, pueblos como Tuíza, en Lena, recuerdan el sistema de aprovechamiento de estos pastos (hoy, sin segar de medio arriba de la ladera, y poco aprovechadas para el pasto, incluso, ya en su conjunto).

Pero hasta hace unas décadas, se permutaban las parcelas (suertes), con el objetivo de que las más productivas y cercanas a las casas rotaran periódicamente con otras más alejadas o de pasto más escaso bajo la misma peña. Con el sistema rotativo, todos (hombres y ganados) quedaban compensados en el aprovechamiento de las guarizas: los unos, por la comodidad de las distancias; los otros, por la calidad y abundancia del pasto.

La programación calculada de acotar las guarizas:
con sus apertura y cierre para recuperar el pasto

En Teverga, un trabajo reciente sobre la güeiriza , dirigido por Fernández Conde, recoge también el aprovechamiento tradicional de este tipo de propiedades comunales, y el de las guarizas en concreto:

"Su cometido fundamental es el de proporcionar pasto al ganado de labor, por ello debía estar situado a no mucha distanca del pueblo, con el fin de llevar y traer este ganado sin emplear demasiado tiempo en ello, ya que en ocasiones se hacía diariamente".

Según los datos recogidos en el citado trabajo, aunque las guarizas estaban abiertas durante todo el año, se acotaban en una determinada época para que se pudiera recuperar el pasto, y así meter luego en ellas exclusivamente el ganado de labor. En otros casos y zonas, la razón era las mayores posibilidades que los bueyes ofrecían con destino a la venta en los mercados más allá de la zona asturiana , como queda apuntado más arriba.

Aprovechando hasta el rastruxu: los rastrojos, para el ganado menor, la vecera comunal...

Finalmente, el trabajo recoge también los usos de la güeiriza en Teverga, con destino a cualquier tipo de ganado vacuno que no pudiera subir al puerto en verano, o incluso a las veceras de ovejas, ya más tarde . Así, se podía aprovechar también el rastruxu, antes que las nieves dificultaran el aprovechamiento de esos últimos pastos más cortos.

En definitiva, la programada redistribución que se hacía de las guarizas y güeirizas, en estas zonas asturianas, prueba la importancia que tenían en la economía familiar esos bueyes, los gües, hoy desconocidos en la zona por los más jóvenes. Ya en los años cincuenta, la voz había extendido su campo designativo, y así Jesús Neira recoge guariza como simple `monte' destinado al pasto, y romper la guariza, como `dejarla en libertad' , de acuerdo con los cotos establecidos por la esquisa vecinal.

En otras zonas asturianas, se completa el campo léxico para designar esos pastos de bueyes. Así, más al occidente, como en Boal, una boya es una bovia , equivalente a la citada guariza.

Algunos documentos motivados por los bueyes:
los uoves, ya desde época medieval

La documentación léxica en torno al buey, recogida en toponimia, se apoya en (y es apoyada por) otros datos arqueológicos cosechados por los historiadores. Así Diego Santos, aludiendo a las termas de Gijón y de Colunga, afirma también que "el buey y la cabra eran aprovechados para el alimento" ya en época romana, puesto que "se encontraron astas de buey y de cabra entre desperdicios de ambas termas".

Más aún, ya en época medieval, los documentos escritos recogen nombres de pueblos con referencia al citado animal. Así, en uno que se fecha en 921, se lee: "Uillam que dicitur Uoves , traducido a los actuales lugares del tipo Bobes, Bobia, Bovar, Boyar, Boyeira, Boyeriza... y semejantes.

Ahora bien, esas diferencias en el lenguaje toponímico respecto al mismo referente animal proceden de los resultados diversos entre unos valles y otros. El buey recibió nombres variados en asturiano tradicional: en zonas occidentales, boy ; en Sisterna, buöi.

En estas mismas zonas, boizada es `una vaca que anda al boi ', tora, en celo. Rato cree que el mismso Boal podría designar en el lenguaje toponímico "corral de bueyes o dehesa boyal" . De forma paralela, Fernández y González afirma que, en Los Argüellos, Las Buerías deben su nombre a la circunstancia de haber servido de praderas y pastizales a los bueyes, tiempo atrás.

En fin, el buey, el güe, la parexa gües, se puede concluir con Fernández de Rota que pasaron al lenguaje toponímico asturiano por su aportación elemental a la economía rural de las caserías medianas y pudientes en el pasado asturiano: primero, abundaron voces léxicas en el uso común; más tarde, voces toponímicas en los suelos correspondientes; hoy, sólo datos folclóricos o mitológicos aislados, referidos al buey.

"- Arrea, carreteru,
mira que llueve.
- Yo del pasu nun salgo,
aunque Platero me anegue "
.
(copla popular)

(dibujo de Javier López, del libru Nordés, de Jesús Pérez López)

El lenguaje universal de los zootopónimos bovinos en otras regiones

Más allá del límite asturiano, hay un léxico y unos nombres de lugar paralelos. En las vecinas montañas de Santander, García Lomas define boeriza como "boyeriza", voz que identifica con coto, de donde expresiones montañesas del tipo: "en dichos términos no puede haber coto ni boeriza para dichas vacas", aludiendo con ello a unos pastos concretos, en principio, reservados a los bueyes, con exclusión de las vacas.

En el dialecto salmantino, como en asturiano, el buey es también el güe. En Alava, el güerizo es el "boyero o encargado de guardar los bueyes" . En Huesca, se emplea boyero para designar el `ganado vacuno', de donde topónimos correspondientes del tipo Buyarrón, Boalar y semejantes. Finalmente, en catalán bou, `buey', es voz que forma parte de abundantes topónimos como El Bou, Collet des Bous, Matabous, Cornabous, Boada, y otros.

El campo léxico se puede todavía ampliar en el dominio peninsular. Corominas recoge en aragonés boalage, boalar, `dehesa boyal', como derivados de boal, a su vez, variante de boyal, `perteneciente al buey o al ganado vacuno'; en valenciano, boalar; y en mozárabe, boayál . García de Diego añade los castellanos bueyuno, `boyuno', boyera, `corral, establo', boyeriza, `corral', boyerizo, `el que guarda bueyes', y boyuno, `perteneciente al buey'; en navarro, bues, `buey', y en gallego y portugués boi.


Vaca raxá: ya no se ven por los puertos

En las regiones francesas, pirenaicas...,
léxico y toponimia bovina también

Ya en la toponimia francesa, Dauzat explica lugares del tipo Bevenais a partir del latín b o v i n u s, relativo a los bueyes, y con el sentido referencial de `pastos malos' que se dedicaban a estos animales. En otros casos, Dauzat cita otras formas como Boueé, Boueilh, Bouer, Bouère, Labouheyre, Bouvières, y semejantes, que interpreta como `pasto de bueyes', sin precisar más datos . Sólo en algún caso, como en Chambois lo refiere, en cambio, a la expresión latina c a m p u m b o v a t u m, `campo trabajado por bueyes'.

En toponimia pirenaica, Meillon añade formas del tipo Bualaa, Boala, referidas, asimismo, al latín b o s, `buey', que explica por tratarse de terrenos donde se apacientan bueyes, y siendo bualer, bualé, `el guarda encargado de apacentarlos, nombrado al efecto cada año' . Finalmente, observa Schmittlein que en lengua francesa existen numerosos topónimos terminados en -boeuf, -beu, `buey', casos de Colomboeuf, Malboeuf, Montboeuf, Pont-a-Boeuf, y otros del mismo tipo .

Un lenguaje toponímico muy preciso en las Ordenanzas parroquiales

La lectura del lenguaje toponímico citado permite concluir que, en la mayoría de los casos, se trataba de zonas especiales de pasto, que por su calidad, distribución junto al poblado, situación en zona alta de verano, y/o naturaleza del suelo, eran adecuadas a los bueyes (de trabajo o capones, según el propietario y la época del año).

J.L. Pensado señala en este sentido que en las Ordenanzas de Bello (concejo de Aller), la palabra guariza todavía hoy "conserva su esencia etimológica y significa `un terreno acotado con destino al pasto de los bueyes y caballos'; no podían pastar en ella el ganado lanar, cabrío o de cerda" .

Concluye J.L.Pensado que la conexión entre buey y guariza es estrecha y perceptible en el pueblo allerano de Bello. Se ha perdido en los concejos limítrofes, en cambio, donde las guarizas se han desdibujado en simples montes con destino al pasto comunal de todos los animales domésticos de forma indiscriminada: no hay coto ni restricción alguna al modo allerano.

En cuanto al origen y motivación de la voz toponímica, observa Pensado que la palabra guariza se formó sobre el latín bove, `buey', de donde, primero, *bovaricea, y, más tarde, *boaricia, para continuar en *buariza, y terminar en la actual guariza.

Hasta se asoción la guariza bovina con guarecer, por sus usos como pastos (pero de etimologías distintas)

J. L. Pensado advierte de posibles interpretaciones falaces, como la que pretende relacionar guariza con guarecer. Opina Pensado que "la acotación o defensa del pasto en las guarizas vino a favorecer la creación de un lazo semántico entre ambas palabras, imaginando una relación entre guarecer y guariza o guaricia, creyendo que la guaricia es el lugar en donde se guarece el ganado, la guarida del mismo".

En cuanto a guarecer, se suele derivar del germánico warjan ('proteger, resguardar'); en romance, guarir significó 'mantenerse, ganarse la vida, salvar, salvarse, mantenerse..., de donde, tal vez, el sentido bovino de comer yerba verde en el campo los animales (pacer).

Por ello, concluye J. Pensado que tales asociaciones guariza / guarecer son modernas, pues todavía en el siglo pasado los textos asturianos recogen la etimología procedente de b o v e; y aún los mismos hablantes eran conscientes de que las guarizas eran los `pastos destinados a los bueyes'.

En definitiva, pastos de calidad,
más o menos próximos o alejados del poblado;
o más o menos apacibles o pendientes

De todo lo dicho se podría concluir que se trata de un campo de topónimos que ofrece pocas dudas, en el contexto léxico y toponímico asturiano: la referencia al ganado bovino, bueyes, toros, gües, güeis, vacas.... Un poco más difusa que la distinción bovia / guariza, en cuanto a la relación con los poblados. Pero con esa distinción más generalizada, salvo excepciones:

a) las bovias, les bovies (b/v, indiferentes según zonas): de un lado, algunas voces léxicas y toponímicas tienen por referente los pastos más altos de verano, de calidad especial en sus hierbas, suelo apacible, retirados del viento norte, con agua abundante, con cabañas;

b) las guarizas, las güeirizas...: del otro, se refieren a pastizales relativamente próximos al poblado, también de buena calidad, yerbas espesas, pero en pendientes, con suelos más bien calizos en ocasiones.

No parace que haya una separación clara: sólo prevalencia de una u otra circunstancia sobre el terreno. Serían, respectivamente, los casos del Puerto Bovias, en Xomezana; o Les Bobies de Onís sobre Belbín (alejados de los poblados), en el camino a Ariu; y Las Guarizas de Casorvía, Las Guarizas de Tuíza (cercanos a los poblados)..

Todo un campo léxico y toponímico habitado en cada zona:
de uso diario imprecindible; etnográfico, etnolingüístico,
etnotoponímico, en definitiva;
la importancia laboral de un simple día güeis

Por todo lo dicho, parece evidente que el el uso léxico y toponímico empleó este léxico animal para hasta para marcar ciertas medidas en las tierras de labor. De esta manera, algunos lugares llevan un nombre que está motivado sobre la cantidad de tierra que podía labrar la parexa los gües en una jornada normal de trabajo (el día, de luz a luz): un día gües, un día güeis, de donde topónimos como El Día Güeis, Los Días de Güeis..., más arriba ya descritos.

La medida bovina, en cambio, no es uniforme en metros: va desde los 850, en suelos más duros de trabajar y pendientes, pedregosos; hasta los 1000 y algo, en terrenos más flojos, arenosos, apacibles, más fáciles para el arado y los bueyes a la hora de romperlos (tazar, binar...).

En algún caso, también, la toponimia recoge costumbres o cualidades propias de los bueyes, como los citados Cocháu los Güeis, o Camín de Güeis

Hoy los bueyes, los gües, los güeis, ya no diseñan esa imagen de animal cansino que presidía caminos y cochaos, guarizas y tierras de semar. Pero antes de su retirada silenciosa dejó por montes y caminos la marca señera de sus huellas sobre la toponimia asturiana.

Anotación final: más que un buey real, un simple podio, pueyu..., imaginado

Queda, una vez más, el peligro de la interpretación lugareña con el paso de los tiempos, el deseo de explicarse siempre -y de explicar a sus descencientes- los propios nombres del terreno más pateado y próximo; y la inevitable pérdida progresiva de de esa referencia remota a un nombre que ya no se usa como se usó tiempo atrás.

Habría muchos ejemplos que añadir a la toponimia del buey, una vez transformada. En estos casos, pura asociación metafórica: un remoto podio, pueyu, puey…, que pasó a buey, güey, transformando en animal lo que sólo fue un picacho divisorio, a medias entre pastos comunales, relevante... Un antiguo podio etimológico.

Es el caso, por ejemplo, de lugares como El Picu Buey Muertu (Güey Muertu, para otros): el alto divisorio entre Tameza, Grao y Proaza. Dicen los lugareños de Yernes que siempre fue punto de litigio entre aguas vertientes por los pastos. En definitiva, un altozano muerto, tierra de nadie. Como otros nombres en diversas toponimias regionales:  Mombuey, en Valencia y en Zamora. Buey: alto saliente del cordal, en Burgos...

Por lo dicho, tal vez voz latina pŏdium (‘podio, altura’), sonorizada y transformada la inicial por influjo del más familiar güe, güey, buey…, a través de pueyu, puey... Y de la imaginación popular. Lo de muertu, por lo de ‘aguas vertientes’, limítrofes, disputadas, en tierra de nadie (muerta). (Desarrollo completo en el Diccionario etimológico de toponimia asturiana).


El güey capéu:
el de verdá

Sirvan, finalmente, de homenaje bucólico,
etnográfico, etnoliterario...
los sentidos versos de Julio Llamazares
en su poemario:

La lentitud de los bueyes

"Nuestra quietud es dulce y azul y torturada en esta hora.
Todo es tan lento como el pasar de un buey sobre la nieve. Todo tan blando
como las bayas rojas del acebo.
Nuestro abandono es grande como la existencia, profundo como el sabor
de las frutas machacadas. Nuestro abandono no termina con el cansancio.
No es un error la lentitud, ni habitan nuestra alma las oquedades del conocimiento.
En algún zarzal lejano anida un pájaro de aceite que nace con el día. Siento su sed granate algunas veces. Su abandono es tan dulce como el nuestro.
Su lentitud no está desposeída de costumbre".

Volver a Índice alfabético de contenidos