Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular
 

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Síntesis del libro:
algunos párrafos a modo de ejemplo



L.lena fala
Edita:
Centro Social de Personas Mayores
de Pola de Lena
Consejería de Vivienda y Bienestar Social
Asamble Local de Cruz Roja Española de Lena.
Gráficas Lena. 2007
(693 páxinas).


(en las infancias de antes)

El día 23/04/06, foi la
presentación del tsibru na Caleya,
nel Mercáu Tradicional..
Se diseñó un xuegu interactivu
a modo de trivial con preguntas y pruebas
sobre el conceyu,
extrayías de "L.lena fala"

 

Unas palabras en el libro:
Xulio Concepción Suárez

La pequeña o larga historia de las caleyas:
a puñu y letra
.

"Por fin, podemos escuchar esta vez la voz del pueblo en la palabra de los pueblos. Ninguna mejor idea para recoger el saber inmemorial de los lenenses que unas páginas firmadas con la pluma o con el boli de unos cuantos vecinos y vecinas convertidos en cronistas por unas horas.

Aquella incipiente creatividad literaria anónima y oral, de los poemas medievales entonces, vuelve a remozarse hoy, con firmas y todo ahora, en los tsugares de Lena. A puñu y letra: sin más intermediarios en la andadura.

Y, así, con el ejemplo de los autores y promotores de libro, y con aquella técnica antigua, al estilo de Juan de Valdés ("escribo como hablo"), espero florezcan muchos escolares (o ya no escolares) que pierdan el miedo a crear otros muchos textos sobre los pueblos del conceyu en sus diversas facetas asturianas.

Sería la historia de los tsugares contada por los propios protagonistas. La palabra inmemorial silenciosa (o tantas veces silenciada) que, por fin, nos llegaría a puñu y letra de los propios lenenses: la vida de las caleyas, al par del fuibu o del esquenu, o en las mismas cabanas de las brañas. El saber milenario popular en su sabor al completo".

 

(gaitiru, tamboretiru, pandereta..., y toos cuntentos)
 


NOTA: a modo de ejemplo en la redacción, estilo popular y documental del libro, sirvan estas precisas y preciosas palabras escritas sobre Santandrés (Parana), con una caligrafía envidiable en el libro (sin duda por un gran autodidacta; un ejemplo para los alumnos de hoy). Se nota el puñu, la letra, el saber y el ingenio de Getino.

Es el proceso de trabajo más natural para aprender con gusto: un contenido didáctico de esas reflexiones en un pueblo de montaña, de más de medio siglo atrás; la motivación por y para aprender entonces y a su modo; un método de trabajo personalizado; esa formación en cascada (que se dice ahora como novedosa). Lo firmarían los pedagogos más avanzados de hoy: es más, se lee en cuaquier revista, se dice en cursos y cursinos..., como gran novedad. Nos recuerda la idea de aquellas Misiones Pedagógicas de los pueblos rurales, ahora tan asoleyás tamién.

Santandrés de Parana

(Fragmento del texto manuscrito
por el vecino del pueblo)

[...] "A pesar de este recóndito aislamiento, nunca vi gente con más interés por el saber que los de Santandrés. La escuela estaba en Parana: aquí no había. Se puso un sistema de enseñanza, quizá el más original del mundo. Se llamaba Escuela de Noche. Comenzaba en octubre hasta mayo. No he visto método de aprender más eficaz y más sencillo; era en escalera, enseñándonos unos a los otros. El aula era una sala encima de una "curripa", donde Laura tenía los "gochos". Pero estaba demostrado que, teniendo interés, el aprender se consigue de cualquier forma, en el sitio menos pensado. Solía discrepar alguno en ciertas materias, pero siempre se imponía la cordura. El que más destacaba era Manuel Abella, que había estudiao con los frailes. Los demás estábamos "toos a un andar".

Las materias a enseñar eran: la Caligrafía, las Matemáticas, algo de Geografía, ríos, montes, capitales de países, y poco más; algo de Geometría; de Gramática, muy poco; yo nunca fui capaz de conjugar un verbo, ni en el modo indicativo. Nos obsesionaba la caligrafía, y era la asignatura que más tiempo nos ocupaba. Algunos que luego ingresaron en RENFE eran unos consumados calígrafos. Las Matemáticas consistían en aprender las cuatro reglas, como se decía; los que sabían Regla de Tres e Interés ya eran unos superdotados. Hubo quien hizo sus pinitos en la poesía, pero ninguno igualó a Teodoro Cuesta.

Nos servía de guía unas Enciclopedias de Tercer Grado editadas por Dalmau-Carlés. Teníamos que leer poesías en voz alta, y cuando teníamos una caligrafía aceptable, comenzábamos a escribir al dictado. Con este rudimentario método de enseñanza, todos aprendíamos a leer y a escribir para enfrentarnos con más o menos fortuna al torbellino del Mundo.

Un día cayeron unas brasas a la "curripa" y prendieron los felechos que había por bajo; de esta forma tan siniestra quedamos sin escuela, y hubo que habilitar otra. A la moral que teníamos por el estudio no se interponía nada: cambiamos para la casa de Aurelia..."

"Todo el campo miraba para el cielo:
y el cielo no manó lo deseado,
y todo se perdió en la confianza.
Volvió, tras un sereno desconsuelo,
el campesino al bieldo y al arado,
y echó, fijo en el cielo, otra esperanza"

(Miguel Hernández)