Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular

El Monte Curriechos:
El Picu Currietsos
El Picu la Boya
El Castro Curriechos
El Castro La Carisa

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Extracto de diversos artículos del
Diccionario toponímico
de la montaña asturiana (etimológico)

Julio Concepción Suárez.
Editorial KRK. 2001. Oviedo.
(y de otras publicaciones
y trabajos del autor:
artículos, conferencias...).

Los primitivos asentamientos de la altura entre Lena y Aller.

Como se dijo para los corros, cuerras, cuerrias… asturianas, los currietsos han de ser ‘corros’ pequeños, tal vez por la circunstancia de la altura. Y ha de referirse a los primitivos habitáculos de los nativos por los altos, milenios atrás.

De hecho, hasta hace algunos años se conservaban algunos cercos en la cara este y sureste del montículo, hoy completamente inundados por la maleza y el creciente matorral.

El Picu Currietsos es el picacho saliente sobre los montes de Parana y vía romana de La Carisa, lugar de asentamientos castreños según documentación arqueológica de J. M. González, allá por los años sesenta. Está justo sobre La Vía romana de La Carisa.

Es el castro, uno más entre los castros de La Carisa y otros vestigios, aún sin investigar, en torno a los yacimientos arqueológicos de antes y después de los romanos (El Cantón de Chagüezosa, Perabanes, Torones, Ampueiros...)..

Algunas rozas (y quemas) recientes dejaron ahora al descubierto lo que los vaqueros habían sostenido siempre: los poblamientos de nativos en la altura, mucho antes que los pueblos del valle. Esperemos que tras las rozas y las quemas recientes (se dice que controladas) del matorral, aparezca algún dato nuevo (de rigor), que añada algo a lo que siempre dijeron los vaqueros alleranos y lenenses de la zona.

No obstante, Currietsos (El Picu la Boya para los alleranos) parece un recinto demasiado grande para haberlo habitado sólo los nativos indígenas. Dicen los vaqueros que en todo el cordal hay otros lugares con corras y calzadas parecidas, pero más pequeños (Busián, El Cochaón Perabanes...).

Una reutilización ininterrumpida de culturas

De modo que el recinto primitivo de Curriechos pudo ser utilizado posteriormente por los romanos, en aquella técnica ya consabida: invadían, saqueban, y destrozaban, para luego utilizar ellos y mejorar los recintos estratégicos de los nativos (el mismo caso se da en parajes con nombres parecidos de Aller y Lena).

La toponimia de todo este cordal registra hasta nombres sucesivos en el mismo recinto fortificado: uno prerromano (precelta, celta...) y otro ya romano; invadidos e invasores, respectivamente. Toda una joya lingüística para la sucesión de culturas en el tiempo (varios ejemplos nos documentan los lugareños).

Varias calzadas y zanjas en torno al picacho de Currietsos; por una de las zanjas que descienden verticales a Buschumoso está La Fuente Currietsos. Quedan también otros manantiales en torno al recinto fortificado, con interesantes nombres toponímicos que hablan de sus respectivas funciones de antaño.

El documento imprescindible de la toponimia: el lenguaje documental del suelo

Sobrevive, ciertamente, toda una minuciosa toponimia (muy precisa y descriptiva en la memoria de los vaqueros), con nombres latinos y prelatinos (preindoeuropeos, indoeuropeos, celtas, protoceltas...), que van describiendo diversos aspectos del recinto fortificado.

Toda la ladera de Curriechos entre Propinde y Carabanzo; y entre la cumbre y el fondo del río, está tupida de una rica toponimia que indica una estructura organizada desde el alto de la cima al fondo del valle: Buschumoso, El Castiichín, El Curutsu, Los Castietsos, La Corrá, El Questru... Muy larga la lista toponímica descriptiva de todos estos parajes. Todo un patrimonio oral, que nunca agradeceremos bastante a los vaqueros de aquellos altos.

En fin, la toponimia lenense y allerana se conecta visualmente desde Curriechos. Se diría que hubo un control de ambos conceyos desde el picacho de Curriechos, en el paso desde la vertiente leonesa. Con toda una programación para las distintas estaciones del año.

A juzgar por la toponimia, da la impresión de que los poblamientos en torno a Currietsos mantenían toda una transhumancia estacional, bien programada entre el fondo del valle, la media ladera y los altos, a medida que las nieves lo iban permitiendo. Desde allí se irían levantando los poblados más fondos, a media ladera y riberas de los ríos. La toponimia es muy clara en este punto: la documentación oral.


Un buen trago de agua
en medio de la andaduura agostiega

Para otras investigaciones de campo:

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