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CORNEYANA.

Publicado en el libro
Por los pueblos de Lena
(pp. 80 ss).
Xulio Concepción Suárez.
HiFer., Oviedo, 2014.

Corneyana (Corneana, antes y para muchos todavía hoy) es el poblado bajo Corros, en una explanada productiva sobre la Torre, en el antiguo camino a media ladera, entre Malveo y Palacio; y en el que continuaba por El Escobar, Alceo, Felgueras... La castellanización en Cornellana nunca fue de uso entre los nativos del pueblo.

Un poblado bajo Corros y El Curuchu.

La primera "lectura" que se hace al contemplar el poblado actual es su posición retirada a la falda de toda una loma que termina en el saliente cimero del Picu Corros . En realidad, llaman allí Corros a la vertiente de fincas que asciende sobre las casas y llega hasta las rocas.

Como en su lugar quedó apuntado, la parte superior del picacho de Corros conserva los últimos restos de un recinto castreño. Se trata de una zona con abundantes murias de corras en la parte nordeste del picacho. Los datos se atestiguan en el hecho de que los de Malveo le llamen El Picu'l Castiichu , ya señalado.

Desde el saliente cónico de Corros se divisa la mayoría del concejo. Desde allí, se establece un significativo contacto visual con otros cuantos corros, curuchos y castiechos , que salpican los montes por los tres valles del concejo: El Castiichu (en Naveo), El Curuchu y La Corocha (en Tiós), Las Coronas (en Zurea), El Castiichu (en Villayana), Castiecho (antes de Mamorana)...

La estructura organizada de los nombres inclina a pensar, en consecuencia, que Corneyana fue otro poblado nacido, lo mismo que Malveo, en continuidad con la cultura prerromana de los corros , transformada por los castiechos , etc. Así, nacería la villa .

Por otra parte, sobre Corneyana, encima de las fincas de La Ivesa, al norte del Picu Corros, está El Curuchu (zona de campera y felechal que termina, también, en picacho apuntado).

Y El Castro frente a Castro.

Otro dato de interés conecta los nombres de estas laderas enfrentadas: El Castro (en el camín real de Corneyana a Malveo, bajo Corros), y Castro (en el camín a Bendueños, sobre Herías). En ambos casos, como suenan, sin metafonía ni /-u/ final, como sería de esperar: de ser [kástru], sería [késtru].

El Castro (para algunos, simplemente Castro ), sobre los llerones de Salas, estaba emplazado en un rellano bajo la cresta caliza que termina en el Picu Corros . Un poco más arriba, está La Fuente l'Élamu (sin duda, el último élamu (álamo) de aquella desarbolada ladera. Debajo, El Penescu de La Cuviecha .

Hoy, El Castro es, todavía, una pequeña explanada (unos 30 x 10), al cobijo de la roca, retirada de los vientos en la pequeña concavidad que forma la ladera de corros por aquella vertiente orientada más bien al suroeste. Una buena parte del emplazamiento fue desmontada a mano; la otra pared de la roca parece natural.

El Castro conecta los valles de Payares, Güerna y Lena de Campomanes abajo, a través del Quentu la Cuesta: loma ya sobre las casas de Corneyana. Desde aquí, se observan los conos salientes de otros corros, curuchos, castiechos..., sobre las tres vaguadas que confluyen en el antiguo Trambasaguas.

El Castro (ahora bajo una columna de alta tensión) se sitúa, por tanto, justo enfrente de Castro , en Herías, con unos metros de diferencia en las alturas: el de Corneyana, a unos cien metros sobre el cauce del río; el de Herías, a unos doscientos y pico más en altura. La pequeña explanada fue luego güerto , por lo que salvo un muro circundante, el recinto es irreconocible.

El dato de Cimavicha .

Que Corneyana (para otros, Corneana) fue una villa sigue escrito en la memoria de los vecinos y entre las xebes de algunos praos : sobre las mismas casas del poblado, un preu se sigue llamando Cimavicha ('encima de la villa', como es claro).

El núcleo inferior de referencia estaría en La Torre : conjunto de vivienda, portales, cuadras ..., en el saliente del rellano que controla el valle de Campomanes, y donde comienzan (comenzaban) las tierras de semar (hoy sobre la estación de Renfe). Como en la mayoría de las casonas, palacios, retorales..., el sol no se quita de La Torre en los días más cortos del invierno. Y como extensión de esta primera villa está la casona de los de Antonín de la Torre (la del escudo).

El resto de Corneyana se fue organizando de acuerdo con las necesidades de la villa , y como indica la lectura de los nombres del pueblo actual: Lo Yano (tierras llanas bajo las casas); El Frisnu (en medio del poblado, hubo fresnos); Curru Cabachos (terreno pendiente, en el camino a Corros)...

La Torre Corneyana.

La Torre es hoy, como se acaba de señalar, un caserón, todavía habitado y en buen uso, que sobresale al valle en los rellanos más fonderos de Corneyana. La finca de Solatorre ('bajo la Torre'), bajo la Estación de Renfe y la vía actual, evidencia la organización de aquellas tierras que tenían como referencia la casería citada.

El conjunto de edificios consta de vivienda en piedra (ahora dividida entre dos familias), aunque, en parte, transformada con arreglos que, poco a poco, fueron dejando ocultas las puertas principales, ventanas, dinteles originarios, etc. Sigue muy conservado el forno d'amasar , a la derecha de la entrada principal, hoy convertida en vestíbulo, y orientada al saliente.

Al sur de la vivienda, se conserva el horro . Al nordeste, una larga cuadra en piedra caliza albergaba el conjunto de animales mayores. Más abajo, en edificaciones menores separadas, las corripas pa la recie × a y el ganado menor.

Las fincas que rodean La Torre estaban, igualmente, clasificadas según la naturaleza del suelo: lo más secano, Cueto, y La Iría , para la escanda; lo más húmedo ( so × amoso, × amarguizo ), El Praón , para la yerba y la pación .

Más bien secana, también, era La Pumará. Las Riestras fueron tierras sembradas de maíz, de donde, tal vez, el nombre. Saliendo ya a las pendientes de Corros, L'Argumalón marca el límite de los suelos más dóciles: las érgumas, los gorbizos. .., con función ya para los abonos y las xaceas de las cuadras .

Respecto al origen de la función y del nombre, una torre designaba desde tiempos romanos 'una edificación emplazada en lugares de difícil acceso, pues estaba orientada a la estrategia de la defensa'. En las regiones francesas, los abundantes lugares denominados Tour, Tours, Latour, La Tour d'Aigles, Tourette, Tourreilles ... suponen, a menudo -según Dauzat- 'un castillo'.

La palabra, aunque aquí pueda estar tomada directamente del latín turris ('edificio civil o militar, palacio, lugar fortificado') en la mayoría de las ocasiones, es voz anterior, por la rama celta: en irlandés, tor, tuir, túr ; en bretón, twr ; lenguas germánicas, torr ; en osco, tiurri ; por lo que concluyen Ernout-Meillet que la palabra puede proceder ya del Asia Menor a través de los etruscos .

Los de Antonín de La Torre .

Una familia de Corneyana prolongó hasta hoy el nombre del núcleo que dio origen a la villa: así se conoció, en el pueblo y en el resto del concejo, a Los de Antonín de La Torre (de la familia Cienfuegos).

La vivienda familiar es ahora un caserón de piedra y madera (en parte reformado), que conserva la estructura de una explotación rural completa: portalá, antoxana, correor, corralá, forno, horro, puzu l'agua, cuadras, querru del país ...

Sobre la antojana, en la parte central del correor , sigue el escudo adosado a la piedra: dos llaves, el castillo y la escalera, la cruz sobre escalinata y la bandera bajo un plumón de soldado, componen los motivos heráldicos del emblema.

La conexión con la otra casona llamada La Torre , más al norte y a lo fondero del poblado, se rastrea lo mismo en la voz oral que en escrituras, compraventas, partijas...: en ellas se suceden las herencias a partes iguales entre ambas familias.

Por esta razón, aparecen todavía las propiedades cruzadas: Los de Antonín tienen fincas sobre la llamada Torre (La Tierra la Fuente...) ; y ésta conserva alguna entre las propiedades de aquéllos ( San Martino ...).

El Convento y El Escobal .

Una vez más, también, la antigua villa de Corneyana se prolongó hasta hace unas décadas en otras instituciones monacales, según el decir del pueblo: El Escobal y El Convento .

El Escobal es un conjunto rural de piedra, bastante bien conservado, con rabil y horro , en relativo buen estado todavía. Tiene varias cuadras y portales , interiormente comunicados, que fueron vivienda hasta los años 20-30: allí parece que nacieron algunos antecesores de la familia llamada Los del Convento , hasta que luego pasaron a la casa de Corneyana.

El Escobal , mediante esta familia parece que se une, así, al otro caserío en El Convento : a lo cimero del pueblo; hoy, otro conjunto de casa y cuadras igualmente comunicadas por puertas en su interior.

El nombre de Cornelio , y el adjetivo corneliana

En cuanto al origen del topónimo Corneyana , hay pocas discusiones: la referencia concreta podrá ser distinta, por el contrario, en cada lugar (Corneyana, de Salas, por ejemplo).

Ya entre los romanos, existió Cornelio (latín Cornelius), nombre de varios personajes: Cornelio (centurión romano), Cornelio (papa del siglo III), Lucio Cornelio (cónsul del siglo), Cneo Cornelio, Publio Cornelio, Cornelio Lentulo, Cornelio Nepote (historiador del s. I)..., nombre extendido luego a las provincias romanas.

Y existió el nombre femenino Cornelia: Cornelia (hija de Escipión el Africano), Cornelia (hija de Cinna que se casó con César), Cornelia (mujer de Publio Licinnio Craso), Cornelia (famosa matrona romana); gens Cornelia era 'la familia de los Cornelios '.

Finalmente, Corneliana castra fue 'el campo de Cornelio, lugar en que el primer Escipión el Africano acampó en África' . De modo que, ya en el mismo latín existía el adjetivo Cornelianus/a para designar algo 'perteneciente a Cornelio'.

La villa de Cornelio.

El lugar de la antigua villa de Corneyana parece ofrecer menos dudas: el nombre ha de referirse a un primer propietario de origen romano o simplemente indígena de estas tierras, que hubiera organizado una primera explotación agrícola bajo los citados picachos de Corros y El Curuchu .

La zona baja de estos rellanos bien comunicados sobre el río Lena era, sin duda, adecuada lo mismo para los primeros cultivos, que para la vivienda humana. La primera parte del topónimo, villa (al que siguió el actual Corneliana), desapareció como en otros casos, pero no sin antes dejar restos en las mismas proximidades de Corneyana: es el caso de Vichar , sobre el mismo valle de El Escobal.

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