Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular
 

 

"La voz carril, carral... En su origen tiene ese valor (transitable por carros) tanto la voz carril como carretera, -o, y el antiguo carrera, las formas apocopadas carre- o carro-, así como una variante leonesa carral". (Pascual Riesco Chueca)

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Carraluz: la villa al par de un camín principal, como recuerda
La Fuente Vitsar

El pueblu y las caleyas, los barrios...

Aldea de la parroquia de Piñera (Lena), a media ladera de la montaña, en una línea de pueblos que parecen programados a lo largo del camín real entre La Cortina y Bendueños, por la vertiente del Güerna que da al poniente. Dista 14 km. desde Pola de Lena, y se sitúa a unos 700 ms. de altitud. Tuvo hasta 177 personas.

Hoy tiene 31 habitantes censados. Las viviendas de Carraluz destacan ahora vistosas, en contraste con los promontorios cortados que dejaron las obras de la Autopista a los pies del poblado. Iglesia de Santiso. Fiesta los Nabos, per enero arriba.

Carraluz parece uno de esos poblados que deben su origen al camino, a juzgar por los nombres del entorno: El Carril, La Tabierna, Casabián..

La coincidencia Carril (altos del cordal) y Carral- (primer componente del topónimo) hace pensar en algún tipo de carros por rudimentarios que fueran y por mucho que no se hayan generalizado en la zona. Voces como carral carrera..., perviven en diversas toponimias peninsulares con referencia a los caminos de carros y carretas: Carrelafuente, Carrevilla, Valdecarros, La Carrera, El Carril, Carriles, Els Carreres, As Carreiras, Carreixas...

L'artesanía y los artesanos, las artesanas...

Destaca la artesanía en piedra y la tradición de La Fuente'l Caño: manantial a la entrada del pueblo llegando desde Piñera, semioculto dentro de una estructura labrada en piedra, con un arco exterior y una bóveda interior, en medio de varios puyos labrados como escaños alrededor. Todo ello fue creando con el tiempo la leyenda de que se se trata de una antigua fuente romana, fuente de peregrinos...

Muchos vecinos y vecinas se recuerdan hoy en el pueblu, con sus distintas habilidades en las manos: Amado (cantiru), Pepe'l Palista (maerista), Máisimo (que facía molinos)...; y tantas muyeres hoy mismo en el arte de amasar bochos, pegaratas, quisadietsas (las casadietsas), antes de queso, como dice el nombre, y bien recuerdan las quesadas orientales asturianas y ya cántabras; hoy las siguen haciendo al forno Vicenta, Ángeles... Como siguen guisando el pote nabos per Santiso, especialidá del chugar.

El nombre del pueblu: la rústica villa que recuerda La Fuente Vichar

El mismo topónimo del poblado parece en relación con una villa carral (de ahí el barrio de Traslavicha ), más el nombre del fundador Lucii (lat. Luccius ), presentes en otros lugares y lenguas. Hay otros Villaluz, San Juan de Luz..., en otras regiones.

La Fuente Vitsar, justo sobre el pueblu, camín de Alceo, atestigua el origen altomedieval o ya romano: la fuente en relación con la villa, claro; fuente de aguas muy frías, que servía de nevera en los veranos; como más abajo, La Fuente'l Caño, dentro del pequeño edificio en piedra, que se atribuye a las costumbres romanas también. Los datos casi nunca están solos.


Los vaqueros del Fasgar nel puerto pel verano:
Ito y compañía

Como la Tía Bárbara, metiendo abeyas nel truíbanu, sobre una sábana blanca

Hace unas cuantas décadas ya –ni me acuerdo cuándo-, en Carraluz contemplé una escena inolvidable: una paisanina, la Tía Bárbara, vestida toda de negro y falda larga, estaba bajando del cielo del pueblu un espeso enjambre de tono muy oscuro, que revoloteaba el horro más fonderu, junto a casa Venida, Miguel, Luciano y familia.

La Tía Bárbara, con la chamba sobre la falda también (aquella especie de camisa que había entonces, de manga larga y cuello), en medio de la caleya, tenía extendida una sábana blanca; y, sobre ella, había colocado un truébanu de maera, untáu por dentro con abiyera y miel; todo muy ordenado, y ella, en silencio absoluto.

Sin nadie que molestáramos alreor, y con una voz tan sosegada como dulce y melosa, repetía con paciencia infinita la expresión “posa, querida, posa...; posa, querida, posa; aquí, queridas, aquí, queridas; aquí, queridas, aquí”, mientras daba muy suave en el suelo con unas ramas de la planta abeyera.

El valor de la miel, la caza de los truébanos monteses..., bien lo sabía Cástor el d'Espineo

En pocos minutos, contemplamos asustaos baxo l’horro, cómo la nube de abeyas iba formando una especie de serpentina casi negra y tupida, que zigzabeaba descendente sobre la caleya camino de la piquera y del truébanu. Hasta que entraron casi todas... la imagen imborrable de la retina. Y la Tía Bárbara, sin inmutase...

Conocida era la afición apícola en Carraluz, en unos tiempos sin azúcar ni edulcurante alguno al alcance de la mayoría: localizar un truábanu montés, bien para coger la miel cada año, bien para meterlo en una colmena y tenerlo controlado en adelante, era un privilegio, hoy incomprensible.

Famoso fue Cástor el d'Espineo, que seguía hasta las abeajs varios días desde una fuente, para no perder de vista el vuelo y dar con su colmenar en la peña, en el tronco de una faya... Como las abeyas van y vienen en la misma dirección a beber a la misma fuente, pronto el hábil Cástor daba con la miel y con el enxame (el enjambre).

La Central d'Espineo: aquella rudimentaria fábrica de luz, mucho antes de Bedón, El Viesgo y compañía

Bien recuerda Juan Miguel la fábrica que daba luz a los pueblos de Espineo, Carraluz y Piñera, a comienzos del s. XX: sólo una luz para cada casa, por supuesto. Pero no sería poco casi un par de siglos atrás, cuando sólo había velas de cera, quinqués, candilexas y poco más.

La Central estaba en medio del pueblu d'Espineo, en las riberas del río Güerna; era privada, de Gabino y otros socios, por lo que se pagaban unos riales al mes. Funcionaba día y noche, con su rústica maquinaria: de noche, para la luz; de día, como molín d'escanda, pues las aguas del río Güerna aportaban energía todo el año.

Más tarde ya llegó la Central de Los Pontones, bajo Reconcos, en Los Llanos; ya a cargo de Bedón, y luego del Viesgo; hace poco quedó completamente desmontada.

A modo de resumen

En fin, Carraluz es uno de esos pueblos levantados en tempranos tiempos altomedievales, a media ladera en lo mejor de lo menos malo, pues las tierras yanas, soleadas, eran para los sembrados; las pendientes, con más piedra, para las casas y las cuadras.

Incluso, el poblamiento remoto de Carraluz ha de comenzar en tiempos prerromanos, pues a lo fondero del pueblu está El Curuchu, voz prerromana, que se supone preindoeuropea ya (varios milenos antes de los romanos). Y en los altos del cordal y Las Chinares, está El Curuchu Braña, Las Corochas de La Cortina..., todas ellas voces prerromanas.

Pero el poblamiento primitivo se hubo de levantar, no por casualidad, con una posición en parte privilegiada para su tiempo: como estaba al lado de un regueru, el que baja de los altos de Escayinas y Braña, las truchas quedaban aseguradas todo el año: como recuerda Miguel, se agarraban hasta con un caldiru en ciertas épocas.

Y con truchas ya se comía algo, hasta en los días más invernizos. Todo un privilegio invernal, cuando menos frutales y hortalizas de la güerta sobrevivían a las nieves y las xelás.


(la hora del vaquiru y el saliru nel puerto)

Para más información, ver
Diccionario Geográfico de Asturias.
Ciudades, villas y pueblos.

Editorial Prensa Asturiana.

Colaboración de Julio Concepción Suárez.


(las caleyas al completo en primavera)


(el buen caballo semental, el garañón)

Ver algunos romances literarios y coplas
en la memoria de Mary
y algunas muyeres del pueblu

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