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"María, si vas al horru
del tocín corta pocu;
muchos meses tien el añu
y yera pequeñu el gochu"

(copla recogida por Genaro Alonso Megido) .


Los raxaos (los jabatos):
los gochos axabalinaos,
mezcla de gocha de casa y xabalín del monte.

Motivación toponímica:
algunos animales domésticos
entre los nombres de lugar.
Zootoponimia

Extracto del trabajo publicado en
Rev. BIDEA, n 139 (pp. 45-68). Oviedo, 1992.
Julio Concepción Suárez.

Porciles, Porqueras...

La toponimia asturiana recoge, como un documento más para el lenguaje en tiempo, un campo léxico hoy desfigurado por el superpuesto castellano. Efectivamente, la voz puerco (y derivados) abunda entre los nombres de lugar, frente a cerdo (ya moderna) y otras semejantes. Muchos topónimos asturianos en este campo.

Y, por precisar un poco la voz asturiana, se hacen imprescindibles algunas notas de sentido. En principio, la misma voz latina p o r c u s, `cerdo' hubo de extenderse pronto al cerdo doméstico y al salvaje (al xabalín) al mismo tiempo, puesto que la palabra jabalí es de introducción muy tardía, derivada del árabe íábal, `monte', de donde íabalî, `montés'.

Como se dijo, cerdo es voz más moderna, por lo que ya ha de ser rara en toponimia: cuando comienza a emplearse, los nombres del suelo, en su mayoría, ya estaban puestos.

De modo que la toponimia asturiana designó algunos lugares con unas formas que podían referirse lo mismo al animal doméstico que al salvaje, al xabalín. Según Corominas, la voz puerco "fué de uso general en la Edad Media, y aun hasta fines del s. XVII, en que el uso metafórico, cada vez más general, de puerco como adjetivo equivalente a `muy sucio', tiende a generalizar su sustitución por cerdo en España".

Como voces antiguas quedaron sus derivados léxicos: porcino, porquero, porquerizo, porqueriza, pocilga..., algunos muy arraigados en el lenguaje toponímico asturiano.

En la zona lenense, varios topónimos tienen esta base léxica. Es el caso de Porciles (Zurea): zona de pastos comunales, mayaos, monte y fincas privadas sobre el pueblo saliendo al alto del cordal que linda con Quirós. Mayéu Porciles: vega más llana y productiva de pastos de verano; debía estar muy aprovechada en sus tiempos a juzgar por los nombres que la delimitan en su interior alrededor de las cabanas.


fozando en las mismas camperas del puerto

Y tantos otros. La Venta l'Aire, Campa los Fitos, El Rincón..., bien significativos para los usuarios de la zona, y sobre todo en tiempos de aprovechamiento más apurado de los recursos del monte). Cuitu Porqueras (Zurea): altozano en la zona anterior. Las Porqueras (Linares de Riba): zona de pastos altos sbre el poblado, con algunas cabanas, en las que se pasaba el verano hasta hace algunos años, cuidando los animales.

En este mismo campo léxico, Las Porqueras (San Miguel del Río): finca y penasca en el límite ya con la carba. Las Porqueras (Piñera): praos en el canal bajo Tronco. Las Porqueras (Xomezana): pastizales en el puerto de Bovias, sobre el río. Las Porqueras (Parana): finca en terreno pendiente y entre fayas.

Las Porqueras (Tablao): finca de pradera. Las Porquerizas (Zurea): varias fincas en el valle de Las Cangas, ya hacia Xomezana. Val Porquero (Vache-Zurea): zona abundante en robles y pochiscos. Prociles (La Corrá Vieya): varias fincas sobre el caserío. Prociles (Felgueras): finca alta. Val de Puercos (Tuíza Riba): valle bajo El Tapinón, sobre las Guarizas.

La Chama'l Puircu (Herías): finca de pradera, hoy tereno inculto y montaraz, al sur del pueblo; en un entorno en el que terminan los bosques de castaño y comienzan los hayedos.

En el concejo allerano están Las Porqueras, Porquerizas y La Porcareta. En Mieres, Les Porqueres. En Siero, La Porqueriza. En Ribadedeva, Porquerizu. En la zona de Los Beyos, Río Porciles, La Porquera (G. Mañana, 1988). En Cabrales, La Canal de Porquera, una vaguada muy pendiente y de mal pasto. En Ibias, Río de Porcos, un pequeño poblado. En Allande, A Porqueira, lo mismo que en Castropol, por citar algunos casos.

Ya en la zona leonesa de Los Oteros, El Cascajar de los Puercos, Fozapuercos, Hozapuercos, La Porquera (J.R. Morala, 1989). En zona riojana, La Porquera y Las Porquerizas (González Blanco, 1987). De modo que este campo toponímico se extiende más allá de los montes asturianos, como más abajo se verá.


Los buenos ejemplares
que cuida Miro na Piornosa tul verano.

El léxico porcino

Como también queda apuntado más arriba, el lenguaje toponímico fluye aquí, una vez más, del lenguaje popular. La palabra asturiana puercu, puircu en Lena, alude al animal porcino, bien doméstico (gochos, cerdos), bien monteses (xabalinos).

Ambos tipos del mismo animal nunca se debieron distinguir con demasiada claridad, como tampoco se distinguen hoy en el léxico de muchos pueblos de montaña: es frecuente oir los términos gochos, gochas, para designar a los xabalinos del monte.

En el lenguaje de algunos cazadores más arraigados de estas zonas, "cazar un guchu, cazar una gocha" ha de ser interpretado como "cazar un xabalín, cazar una xabalina". No puede tiene otra lectura. Inversamente, a los gochos de la corripa se les llama axabalinaos, cuando son esquivos, con orejas pequeñas, tiesas y agudas, con algunas pintas negras, serdas punzantes...

Más aún, hasta hace algunos años, seguía viva la costumbre de soltar las cerdas de parir, por los montes y castañeros en la seronda, no sólo para que aprovecharan las castañas, las bellotas y el fayucu, sino, sobre todo, para que se cargaran (empreñaran) de los xabalinos del común.

Cruces y mestizajes de este tipo se llevaron a cabo en los pueblos altos de montaña, y el resultado eran aquellos fuertes animales porcinos, mezcla de cerdo y jabato, muy codiciados por su carne, si bien muy poco dados al trato más o menos doméstico en torno a los caseríos.

El léxico usual y toponímico atestigua, por tanto, que las suertes (o las desgracias) de gochos y xabalinos debieron correr parejas por los fayotales, castañeros y puchiscales de los montes de antaño. Por ello, sus nombres se cruzaron también, para producir los mismos topónimos, sólo en apariencia confusos.


Y un poco más al detalle:
gochos anegrazaos,
mucho más duros pal puerto

Como restos verbales asturianos en este campo, queda puercu, puircu, con el sentido de `sucio', aplicado lo mismo a personas que a objetos y animales. Neira recoge todavía en Lena la voz puircu, cuando aún era "término para designar al cerdo" . En Teverga, la porquera es el "cubil de los cerdos" .

En Cabranes, porcín es un "piojo que crían los cerdos", y porciniegu `un bulto grande, como de cerdo' . En Colunga, puerques son convulsiones que suele sufrir el ganado vacuno" , en general.

El resto de voces de este campo léxico mantiene en todo el asturiano el sentido de `sucio': en zona occidental, puerco se dice del `terreno de labor con muchas hierbas dañinas' , y porcón, `muy sucio' . En Pravia, como en muchas otras zonas, emporcar, `manchar' .

En el Cabo Peñas, porcanciu, `aumentativo de puerco' . En Sobrescobio, porcaúra, `porquería, suciedad' . En Colunga, porcaz, `persona sucia, grosera, descortés' .

En otras lenguas peninsulares, quedan voces con la misma base léxica: en catalán, porc es `puerco, cerdo'; en gallego y portugués, porco ; en navarro, porciga es `pocilga', lo mismo que el pirenaico polciga y porcienca ; a ellos habría que añadir unas cuantas voces más del castellano antiguo, como porcilga, `pocilga', y del castellano moderno como porquero, porquerizo, `guardián de puercos', porqueriza, `pocilga' también, o el mismo porcil, `cochiquera' , a los que García de Diego asocia los santanderinos borcil y burcil, `cochiquera', asimismo . Finalmente, en algunos pueblos segovianos, una porcada es una `piara de cerdos' .


Los raxaos con más detalle:
los gochos mezcla de xabalinos
y gochas del corral

El léxico porcino en otras regiones y lenguas

El léxico de este campo va salpicando también la toponimia de las distintas regiones. Y los estudiosos en este uso del lenguaje intentan cotejar nombres y referentes. En la región gallega, Ponte do Porco es interpretado por Filgueira Valverde como alusivo al jabalí , y Fonte do Porco, recogido por Moralejo Laso, sin especificar si se trata del animal montés o del casero .

En algunos casos, el lenguaje toponímico puede ser, también en este caso, metafórico sin más: puede proceder de simples parecidos entre el terreno y algunas formas del animal, como posiblemente en el también gallego O Rabo do Porco .

En todo caso, este léxico fue usado en toponimia desde antiguo, aplicando esos nombres al terreno: en la misma zona gallega, ya aparece un Porcar hacia el año 936; Porqueira, en 1157; y Porcaria, en 1194 , entre otros.

Estos datos gallegos coinciden con otros asturianos como el de Porciles, en documento de 912: "et per riuulum de Porciles" . En otro de 905 reza "cum braneas pernominatas Porciles" . Y en otro de 1036, "inter duo flumina Porcinero et Arganza" .

Ya en zona portuguesa, Joseph Piel cita Armada do Porco, aclarando que el nombre alude al jabalí, con motivo de las trampas que se armaban para cazarlo . El mismo autor señala que el latín porcus motivó también porcellus, con el sentido de `porquinho bravo', de donde algunos antropónimos del tipo Porcellus .

Esta misma interpretación de porcus para el xabalín la supone Grace Álvarez en casos como Porqueras, que sería `el lugar donde se encaraman los jabalíes en el monte' .

De forma semejante, en la región catalana, Moreu Rey señala nombres como Porqueres, Porquerisses, referidos a `lugares de puercos', y otros como Cap de Porc, Morro de Porc, motivados sobre el lenguaje figurado, al designar formas del suelo en algo semejantes a determinadas partes del cerdo (cabeza, morro...) . En Mallorca, hay también Ca'n Porquer .


Los gochos en puerto:
na cueva al par de las cabanas

No obstante, y una vez más, la homonimia toponímica puede llevar a confusión al intentar recomponer referencias. Así, señala Amenós Roca que algunos topónimos catalanes como los citados de Porquerisses, según el lenguaje de los documentos medievales no proceden del animal, sino de la voz catalana pórques, `piezas de tierra pequeñas', diminutivo, a su vez, de pórca, `medida de la tierra' .

Ya en la toponimia francesa, Paul Vitau cita en Ariège Pelaporc . Albert Dauzat añade Villapourçon (documentado Villare Porconc hacia 966), y Villa es Porcos (en 1233), que interpreta a partir del latín porcus, `puerco, cerdo' .

Charles Rostaing, analizando otros casos como Porcielle y Pourchier, hace notar, con todo, que las voces toponímicas aluden como referencia remota al puerco, pero lo mismo puede tratarse del porquero (`guardián de puercos'), que del `lugar a donde antiguamente se conducían los puercos para el aprovechamiento de la bellota' .

Salvando esos casos de homonimia toponímica del tipo de los arriba señalados, las referencias citadas parecen resueltas para los lugares ahora en cuestión. El ganado porcino aparece desde antiguo (en la documentación oral y escrita) como un componente imprescindible siglos atrás en la dieta primaria de los astures (trofológica o no): aprovechamiento de la grasa, manteca y aceite, unto, carne..., y otros destinos para la construcción de aperios del campo (copleras, cobertales, odres, vexigas pal quiso...).

Costumbres de este tipo perviven muy arraigadas en la mayoría de los pueblos de montaña asturianos: siguen, por ejemplo, personas que usan en la cocina casera manteca de cerdo para casi todo: fritos, sazonados, casadietsas, repostrería..., o en ungüentos y algunos otros usos.


Las corralás de los puertos
estaban animadas también con las pitas,
los gatsones, las potserás..., pel verano arriba:
el reciclaje al completo de los productos
(nun se perdía una migaya )

Estas personas siguen valorando el cerdo más por lo que tiene de unto que de carne. Habría que añadir la serie casi indefinida de voces léxicas (adjetivas, sobre todo), metafóricas (identificaciones, comparaciones...), o el mismo lenguaje del refranero, que, en el uso asturiano más familiar, tienen como referencia inmediata el animal citado.

Y esta ha de ser la lectura de la expresión tradicional (hoy paradógicamente remozada) "manteca de cerdo". Ya el geógrafo Estrabón, al hablar de la dieta de los astures, dice que "en lugar de aceite usan manteca" .

Su comentarista, García Bellido, en nota correspondiente, no especifica mucho más, salvo la justificación geográfica del dato; y así precisa que "tratándose de pueblos norteños, es lógico, pues el olivo no llega más que hasta el Guadarrama o poco más"; "en su lugar -continúa- hacían uso de manteca" . No obstante, tampoco García Bellido concreta si se trata de manteca de cerdo o de otro animal.

Con todo, estudiosos de la llamada protohistoria asturiana, como J.M. González, suelen coincidir en la sospecha cada día más contrastada de que los animales más abundantes eran entonces los cerdos, cabras, ovejas, caballos, sin hacer mención especial de las vacas .

Señas Encinas arriesga un poco más apoyándose en otros datos sobre el cerdo que da el mismo geógrafo Estrabón, y así dice: "al señalar la ausencia del aceite, afirma Strabón que los montañeses lo sustituían por manteca -manteca de cerdo con toda probabilidad-, pues la referencia que hace en otro lugar a la calidad de los perniles cántabros nos indica, según Caro Baroja, la cría del cerdo a gran escala" .

En conclusión, los datos del lenguaje toponímico concuerdan con las noticias más aisladas y escuetas de los historiadores: los abundantes nombres de fincas, montes y cordales más altos referidos a los puercos traducen una arraigada tradición en el aprovechamiento del animal, sea en estado salvaje o más o menos doméstico, como más arriba queda señalado.


La pita y los pitinos:
la potseraína nel puerto

Toponimia vegetal y toponimia animal

El entorno natural de Lena y concejos vecinos del centro-sur asturiano ofrece un sistema ecológico idóneo para la alimentación de estos animales, ya desde la Asturias prerromana: en todas estas zonas abundaron y abundan (de momento) castañas, fayucu y bellotas, fruto codiciado de los porcinos, incluso cuando en muchos montes de la zona de aquellas encinas, fayas, pochiscos, rebochos y robles, sólo queden los nombres (Alceo, Robleo, Fayeo, El Puchiscal, Cuitu la Faya, La Fuente la Faya, Yen de Fayeo...). De las castañas, abundan más.

Los castañeros vienen a ser la estructura conservada, antes repetida en los antiguos robledales, hayedos, encinares, a su vez también traducidos ya en irreconocibles matas de castaño, destinadas a otros usos al lado del plástico o del parqué. Tiempos atrás, estos montes fueron disputado lugar alimentario por hombres y animales; incluso se hizo pan de bellotas, trituradas en harina, como está suficientemente documentado entre los historiadores citados .

El medio rural, más o menos boscoso en todo el occidente asturiano, supondría un entorno alimentario idóneo para estos animales, como lo sigue siendo en la actualidad para el todavía relativamente abundante xabalín de estos cordales.

Su ciclo anual en busca de la dieta de temporera debe seguir siendo parecido: aprovecha primero, en la seronda, el fayucu de los fayeos y fayotales más altos, rayas arriba de los puertos; baja con las nieves insistentes a los castañeros más altos, entrado el invierno (y a los más bajos, incluso, si las nieves arrecian); estapina praos y mayaos en toda la primavera en busca de raíces y tubérculos, terminadas las castañas, las bellotas y el fayucu.


Y ya los pitos criaos na braña
al final del verano

La otra costumbre extendida en la crianza del cerdo consistía en chevar los gochos pal monte, todavía recordada por la mayoría de los vaqueros de estas montañas más altas. A la entrada del verano o primavera tardía (primeros de junio, finales de mayo), los cerdos caseros se subían a los montes, es decir, a los cordales inmediatos de las brañas más altas.

Ya en el monte, o en el puerto incluso, los cerdos aprovechaban durante todo el verano la leche del ganado (mayor y menor) en sus distintas formas: dibura, cuayá..., debidamente combinada con alimentos del entorno de montaña (ortigas, gamones y tubérculos distintos).

No obstante, los distintos conceyos y esquisas, según las zonas asturianas, acordaban normas diferentes en cuanto a la libertad de los cerdos en los mayaos de los puertos, brañas y cordales. La razón es evidente: el cerdo, entonces, lo mismo que el xabalín, hoy, fozaba levantando el tapín de las vegas y praderas, con el consiguiente perjuicio para el pasto del ganado mayor. Algunas esquisas y conceyos eran muy estrictas el diseño de las normas.


Ya bien gordos los gochos
na seruenda, a puntu del samartín:
los xamones del puertu...

Es el caso, por ejemplo, de la zona de Cabrales. En estos puertos cabraliegos, todavía hoy sigue totalmente prohibido soltar los cerdos por los mayaos delante de las cabanas (lo mismo que yeguas y caballos), habida cuenta de los daños que ocasionan. Todos los alimentos hay que dárselos en las cuadras y corrales, mientras dure su estancia veraniega en los altos.

En fin, gochos pal monte se levaron hasta hace pocos años en Lena a Porciles de Zurea, Las Porqueras de San Miguel del Río, La Vega'l Mur, Cuitu Porqueras, Las Porquerizas..., y a otros muchos cordales que no llevan el nombre de los gochos: Fongarazán, Carraceo, Coleo, El Brañichín..., y tantos más.

Bastan algunos topónimos para atestiguar su paso por las brañas, como siempre, al lado de otros signos del pasado: por ejemplo, la cantidad de duernos y duernas labrados en piedra, o aprovechando la concavidad natural de las calizas más afechiscas, que permanecen todavía al lado de las puertas de las cabanas, en ocasiones destinados a usos diversos, decorativos incluso.

En definitiva, los gochos eran imprescindibles tan sólo unos lustros atrás. Los gochos y las gochas de parir suponían una buena parte de la economía familiar en el verano: muchos mayores recuerdan en distintos conceyos, al oriente y al occidente, que por el verano se subían las gochas a las mayadas; unas iban preñadas y otras quedaban en el puerto; se alimentaban con los sobrantes de la leche (suero, dibura...), y con ortigas, carbazas...; una vez que parían, se bajaban las crías de la camá a vender a los mercados semanales del conceyu; o se llevaban a la plaza de la iglesia los domingos, a la salida de la misa, para quien quisiera comprarlos (bien recuerda Antonio en Murias, vaqueru en los altos alleranos de Cabanaturá, Las Mestas, La Tsonga....).

"La gocha d'Antón de Lina
fozóme na mió quintana:
tengo de tsamala a xuiciu,
si nun entama alambrala"

(copla popular)

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Para más explicación de estas y otras etimologías, ver algunos ejemplos
Diccionario toponímico etimológico de la montaña asturiana

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