Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular

Rosbi

María Cristina Díaz García

En un sucio establo vivía Rosbi. Era un caballo joven que desde que era un potro vivía en la granja. Apenas conocía Rosbi algo que estuviera más allá de la cerca que cerraba la granja. Había oído contar que en un lugar no lejano a ellos.; se hallaban unos terrenos verdes donde la vida transcurría feliz sin el agobiante esfuerzo del trabajo. Estas palabras se habían grabado en la mente de Rosbi.

Cerca de la granja se encontraba un bosque repleto de alcornoques, en cinas, abetos, abedules. . . donde el hombre nunca había penetrado. El bos que estaba habitado por las ardillas.

Una mañana los hombres capturaron, junto a la cerca, una ardilla y fue ron a meterla junto al establo de Rosbi. Pero éste apenas pudo conversar con ella, porque al momento un moreno y robusto muchacho se acercó a Rosbi, y desatando la cuerda lo ató al pequeño corro cercano al establo.

El día fue agotador. Rosbi tuvo que ir a la estación por heno y después a los secos campos de trigo. Al llegar al establo apenas percibía la presencia de la ardilla y acostándose en el duro suelo se durmió plácidamente.

Su sueño fue interrumpido por el llanto de la pequeña ardilla que trataba de romper la gruesa cuerda que la atrapaba.

Rosbi miró tristemente a la ardilla y acercándose a ella trató de conso larla. La ardilla dejó de gemir y Rosbi se interesó por saber de dónde procedía. Ella, dejando de gemir, le contó la vida del bosque, las brillantes mañanas y las noches claras; de los acogedores troncos, de las deliciosas nueces y fresas; del riachuelo por el que manaba agua pura y cristalina; de los terribles zorros y comadrejas. Rosbi había quedado dormido en un sueño.

Una noche notó que la cuerda que lo amarraba estaba muy floja y dando un tirón se la quitó. La ardilla le miró tristemente. Rosbi percibiendo su mi rada, le dio lástima y dando un empujón arrancó de pronto el palo fuerte que sostenía la cuerda que ataba a la ardilla.

Rosbi empujó la puerta y corrió junto a la ardilla hacia la cerca, saltó y se alejó alegremente. Por fin Rosbi alcanzó la libertad.

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