Costumbres, tradición, gastronomía, trabajos rurales, vida vaqueira, saber popular
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tetrasquel:

Los últimos druidas
(14)
Serie de artículos
que el autor publica en el diario de
LA NUEVA ESPAÑA

Dos pueblos
de Europa

Celso Peyroux

Me hubiera gustado más escribir sobre la Europa de los pueblos, concejos, comarcas, regiones y países como lo hacíamos, hace ya de esto veinte años, con Gois, Confolens, Carnota y Teverga buscando la unión entre los jóvenes y un cordón umbilical que uniese a todas las naciones del viejo Continente. Pero en esta ocasión –cuando los Gobiernos se afanan en buscar soluciones y vínculos para salir de las dos crisis: la anímica y la económica- la pluma se detiene en un lugar de estos Valles de cuyo nombre no quiero acordarme.

Para dejar un cabo suelto cuentan que la V Legión de Augusto pasó por el bello paraje donde se originó el conflicto. No se ponen de acuerdo los ganaderos de las dos comunidades y deciden tender una línea “Maginot” con alambres de espino para que el ganado no pase al pastizal que no le corresponde. Me recuerda el campo nazi de Mauthausen-Gusen, las temibles cuchillas de Ceuta y las alambradas en el cordal de La Mesa. Así no hay convivencia entre los pueblos.

Hombres,
piezas y pirañas

Celso Peyroux

Pablo Neruda escribía: “...Nosotros los de entonces ya no somos los mismos...” haciendo alusión a los años pretéritos como queriendo acercarse a los versos de Jorge Manrique: “…cualquier tiempo pasado fue mejor”. Lo cierto es que el hombre estará siempre unido a lo que fue en el tiempo y en el espacio. De ahí que las buenas gentes de Trubia quieran recuperar parte de lo que fueron como testigo de la historia y sobre todo para legarlo a las generaciones venideras. Quirós y Teverga fueron desmantelados de su patrimonio industrial y ahora los trubiecos no pueden permitir que se lleven a ningún sitio lo que les identifica y pertenece.

El nuevo alcalde de Oviedo ha paralizado el expolio y dialoga con los vecinos e historiadores la manera de buscar el lugar apropiado para la instalación de piezas y herramientas. Mientras tanto, los “cincuenta-y-cinco” esperan con paciencia un devenir incierto para sus labores cotidianas. Hay tanta piraña suelta por esos mundos, pero ya ven, de las “Pirañas V” depende su futuro.

A Alba
sobre ruedas

Celso Peyroux

Es uno de los lugares más bellos de la región. Alba de Quirós; tierra de Dios. Ante los ojos del viajero se abre, desde las laderas del Aramo, un verdadero paraíso: las aguas de Valdemurio cual espejo de pueblos, riscos y pastizales; aldeas perdidas a flanco de montaña; Rueda como el centinela del concejo y allá, a pérdida de vista, Las Ubiñas, Las Babias y “…la terrible estepa castellana…”.

Hasta las cercanías de una ermita donde se venera la Virgen de Alba llegaron, días atrás, a lomos de monturas sobre ruedas, un grupo de colosos que iba dejando a su paso una bella y retorcida serpiente multicolor.

Eran los centauros del deporte. Los intrépidos. Los gladiadores. Los más valientes. Por las rampas de Salcedo, carretera arriba, se quedaban los corazones bloqueados; se exhalaba el último suspiro; se quebraban piernas, brazos y cuellos en cada pedalada. Dura jornada para estos bravos que hacen de este deporte el más bello de todos; pero una gran romería sobre unas cumbres donde se habla con Dios y uno mismo.

J B A,
Maître à penser

Celso Peyroux

Vino Juan Benito Argüelles varias veces por Teverga y por los Valles del Trubia. Unas veces con Manolo Lombardero y Ángel González, otra vez con Joaquín Manzanares y en otra ocasión conmigo. A Lombardero lo habían elegido “Tevergano del año” en la vaqueirada de Marabio y llegó al lugar con medio centenar de invitados entre otros: Orlando Pelayo, Paco Ignacio Taibo, Silverio Cañada, este cronista, César G. Arías, alcalde del concejo... El Nubeiru deshizo la romería y todos nos trasladamos al “Chalet de D. Santiago”.

Bella jornada de amistad, tertulia y convivencia. Juan fue, desde finales de los sesenta, mi “maître à penser”. Mi maestro. Él me llevó de “tribuno” y junto a Manolo Avello y otras y otros compañeros, del piso de la calle Independencia, salieron bellas iniciativas que fueron cuajando con el tiempo. Siempre tendré a mano sus pensamientos de la “Rive gauche”, del “sesenta-y-ocho”y de que la imaginación y la utopía son la esencia del hombre. He perdido a un humanista. He perdido a un amigo.

Se pierden
las ferias de ganado

Celso Peyroux

Y todo lo demás. Como no se tomen medidas drásticas y se ponga en marcha un verdadero plan para el campo asturiano, perderemos hasta el aire que respiramos. Una y mil veces hemos abordado este asunto tan trascendental: las raíces y costumbres, la fijación de la población rural y el factor económico para sobrevivir, preparar horizontes más luminosos y una aportación a los miles de seres que dependen de los servicios que aportan ganaderos y agricultores.

Con los años la diáspora fue un río navegable que se llevó a cientos de personas buscando aleros donde construir un nuevo nido.  Por estos valles se cuentan con facilidad los que viven del ganado y las serias dificultades para llegar a fin de mes. Por perder, desaparecen las ferias y mercados tan necesarios por motivos distintos: compra-venta de animales, relaciones humanas y nuevas vías de comercialización. Bien por los vecinos de La Ponte en Grado en el deseo de conservar las tradiciones de manos apretadas y aquello de: “Ta vendía”.

El P.D.Q. de las tierras
de Dios

Celso Peyroux

Una día de un mes de hace treinta años un grupo de amigos que aman las tierras de Dios y también las suyas, decidieron que el aliento y palpitar del concejo se trascribiera en letras y en fotografías. Nacía el Periódico de Quirós como una voz que llegaba a los lugares más alejados hasta en saltos de paracaídas.

Muchos nombres de hombres y mujeres que, desde entonces, hicieron realidad a lo largo de estas tres décadas, todo cuanto acontece en el municipio plasmando un mundo de caracteres sobre el papel blanco. Ideas encontradas, pensamientos diversos y credos diferentes  pero, al final lo que importaba era una información transparente y cotidiana. Eventos, entrevistas, fotos de color sepia y sabor a tiempos pretéritos, asuntos municipales, anécdotas y toda la historia y vida del valle quirosano.

En estos días se celebró la efemérides con gaita y tambor, poesía,  canción vernácula, conferencias y un buen yantar. Gozo y convivencia. El encuentro de las gentes de casa. La alegría matutina que da un periódico en las manos. A por otros treinta.

Se fueron caminando
hacia la mar

Celso Peyroux

La red viaria de carreteras de los años setenta llegó muy tarde a los Valles del Trubia. Dicen algunos que sobre todo sirvieron para que las gentes de los pueblos se fueran marchando hacia lugares más prometedores sobre todo la marina y los llanos de la región. Desde entonces la diáspora y abandono de los pueblos y aldeas, tierras de labor y pastizales fue una riada permanente. No han sabido paralizar aquel viaje sin retorno y hoy nos encontramos con núcleos rurales abandonados y lo que es peor sin un plan definido para ayudar a permanecer a los más valientes.

¿Dónde los geógrafos, ingenieros, sociólogos, técnicos en proyectos agrícolas, ganaderos y forestales, economistas para enseñar a crear empresas y comercializar sus productos, políticos de talla y talle…? Los romanos construyeron la calzada de La Mesa para conquistar y buscar nuevas metas. A los ástures actuales no les queda más que emprender la retirada. Son, en efecto, los últimos druidas.

Ríos limpios 
y con peces

Celso Peyroux

Por estos valles se ha luchado mucho para evitar vertidos industriales y domésticos a los cursos fluviales. Todo iba para el río:  plásticos, cajas, ruedas, colchones, ceniza de las cocinas, basuras y hasta animales muertos. Sensibilizados los vecinos para arrojar los desperdicios a los contenedores selectivos y lograda la recogida por camiones, se ha perdido un poco de aquella sensibilidad y aún van a parar detritus a los ríos y se ven plásticos enganchados en las raíces de los árboles ribereños como una colada de ropa en un tendal al sol.

Para mayor desolación, no se ven las truchas acariciando, como antaño la piel del agua con sus pintas rojas y las panzas plateadas. Hay por todas partes vertederos piratas y aun no existe una conciencia sobre la limpieza del medio que nos rodea. Ecologistas denuncian las espumas amarillentas que aparecen en el Nalón. Si queremos que los salmones vuelvan a surcar los ríos buscando sus raíces habrá que comenzar por mantenerlos limpios y sensibilizar al personal de nuestra riqueza fluvial.

Arquitectos
rurales

Celso Peyroux

Los arquitectos deberían de tener el sobrenombre de artistas porque la arquitectura (la buena, bella y respetable) es el arte de construir por medio del ladrillo, la piedra, la madera y el hierro. Alzados, perfiles plantas, ventanales, arcos, un cálculo de resistencia para que no se venga abajo y la armonía final del proyecto en consonancia con el medio que le rodea. Porque, ya me dirán la estética que guarda el “Centollu” de Calatraba en la muy leal y hermosa ciudad de Oviedo.

Si indispensables son los arquitectos superiores y técnicos –me gusta la palabra de aparejador- en las grandes urbes ciñéndose a los planes y a las leyes, les aseguro que la misma figura de artista lo es en las zonas rurales. Sin ir más lejos, el concejo tevergano ha sido muy desgraciado en esta materia en los últimos cuarenta años: la nueva casa consistorial, la vivienda de Pepa Albuerne, el nuevo centro de salud, las dignas viviendas de La Madrada… Nos queda el paso y el recuerdo de Carlos Alberdi que marcó  un antes y un después

Qué cuántos
años tengo?

Celso Peyroux

Es un verso de un bello poema de Saramago meditando sobre el tiempo y la edad. Acaba de terminar un año y sin saber cómo, se encadena a otro. “¡No quiero pensar en ello”, escribe invitándonos a seguir adelante y “avanzar hacia atrás” pensando en los que se quedan por el camino sin ayuda. Concluyó un tiempo, se abre otro pleno de esperanzas e ilusiones y “…Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso…”: -educar a los niños para que sean hombres y mujeres de bien; -formar jóvenes en humanismo y oficios; -concentrar las propiedades rurales para facilitar el trabajo a quienes nos alimentan; promociones turísticas para mostrar al mundo cuán bellos son nuestros valles; cultura y Bellas Artes para alegrar el alma; solidaridad con los “cincuenta-y-cinco” de Trubia y otros muchos -Haití, mon amour- al lado de las buenas gentes que luchan y trabajan por el pan y la paz para los que nada tienen. “…Tengo los años en que los sueños/, se empiezan a acariciar con los dedos/ y las ilusiones se convierten en esperanza…”

Los dorados fogones
de Quirós

Celso Peyroux

Qué suerte tienen las gentes que visitan nuestros valles a lo largo del año. Además de su riqueza natural, su historia, cultura y patrimonio pueden disfrutar de una cocina tradicional preparada con esmero y los mejores productos. Para todos ellos, ese título de “excelencia” que los entendidos han sacado para mostrar que quienes se sientan a la mesa disfrutarán de deliciosos manjares y un servicio rural y de casa de toda la vida.

Hoy entre todos destacan por los laureles concedidos, dos fogones dorados en Quirós: “Casa Generosa” en Pedroveya y “Casa Jamallo en Bárzana; ambos en las tierras de Dios y de Bernaldo. El Ayuntamiento local ha tenido a bien concederles sendas medallas de oro por una trayectoria familiar y por esos platos a la antigua usanza plenos de viandas exquisitas y cocinados con amor y arte. Nedina –continuadora de las manos y sonrisa de Nosa- qué alegría este merecido premio y el recuerdo de nuestros juegos infantiles; Luis Jamallo con el mismo entusiasmo que aquel balón rodando en La Pumariega entre tus pies.¡Enhorabuena!

Dos OS.O.S.
Para la Senda

Celso Peyroux

El día en el que alguien firmó el documento de venta del camino de hierro entre Trubia y Santa Marina-Entrago con sus railes, puentes, locomotoras,  vagones… estaba mejor de un dolor de muelas. Todo se hubiera aprovechado para unas cosas y otras. ¡Con lo bella que fue la idea, la Senda del oso nació con mal pie y ya podemos  ponernos a trabajar para hacer de ella una ruta de placer y de cultura!

Dos S.O.S. se hacen necesarios para rescatarla, defenderla y difundirla: una estaferia vecinal -a la antigua usanza-, con la ayuda de las Instituciones, limpiarla, acondicionarla y ponerla en el buen uso que se merece; la otra, aquella iniciativa, dictada por este cronista en los años setenta, para recuperar un espacio lleno de historia y poner en marcha un plan turístico dando a conocer y dinamizar nuestros valles con la ayuda de todos. Ahora, la propuesta del  concejal tevergano Iván Gayo queda en el aire y la creación de un consorcio o patronato se hace indispensable. Veremos.

Montes cuidados
y sanciones

Celso Peyroux

Acostumbrado a patear estos valles, mochila a la espalda y bastón en la mano: montes, fasteras, pastizales, veigas, sendas, caminos y algún costarapeiro que otro, hace años que no había visto estas tierras tan abandonadas. Un día, cuando el amanecer de los tiempos en los que el hombre se había vuelto sedentario, el mismo hombre había ganado terreno a bosques y campos para poder cultivar y apacentar los animales que iba domesticando. Hoy árboles, arbustos y matorrales han vuelto a reconquistar aquello que les pertenecía.

El final de las minas cerraron muchas puertas y cientos de hombres y mujeres buscaron en la diáspora mejores horizontes. Por aquí quedaron los más valientes y algunos terrenos se volvieron ricos pastizales y hay buenas ganaderías que nos alimentan. No han sabido de políticas agrarias para fijar a la gente y ahora los “técnicos” imponen graves sanciones “…por tener sus reses en zonas acotadas al pastoreo…”. Cada uno en su sitio pero mejor primar a quienes limpian los montes, los pradosy nos dan que comer que castigarlos.

Y un malvado flautista
se llevó a los niños

Celso Peyroux

Cantaba el viento entre las rocas de los desfiladeros; silbaban las locomotoras desde Trubia a Entrago; lo hacían también las aguas en la cascada de Los Xiblos; entonaba una balada la música blanca de la nieve; pregonaban Paz pidiendo el aguinaldo y había Belenes de musgo y copos de madera; se oían tonadas en las siegas, dentro y fuera de la mina y romances recogiendo escanda; reían lo niños en sus juegos y el alma se solazaba viéndoles enredar. Había cientos de niños –casi medio millar- que llegaban de todos los pueblos en repletos autobuses para adquirir las luces de la vida, respeto, tolerancia y convivencia.

La gente era feliz y hombres y mujeres amaban a sus valles sin tener que irse, un día, en busca de otros aleros para formar nuevos hogares. Pero otro día funesto llegó un malvado empresario –de cuyo nombre no quiero acordarme- vestido de flautista, y, tocando una rancia y tétrica melodía, se llevó la mayor parte de las sonrisas inocentes en una diáspora dolorosa. Tenemos que velar, cuidar, educar y mimar a los que nos quedan. “Dejad que los niños se acerquen a mi”

Hombres y mujeres
para el bien social

Celso Peyroux

Ya nacen unos y otras con un lucero en la frente; una sonrisa en los labios; una mirada dulce y cristalina y una flauta en la voz para hacernos más grata y llevadera la vida. Por estos valles y otros hay decenas de asociaciones vecinales y colectivos que se preocupan por el bienestar ajeno: semanas culturales, eventos deportivos, asuntos municipales, fiestas y romerías, personas solidarias con otros mundos marginados que están en este mundo, grupos entusiastas que llevan a un pueblo a ser ejemplar por su pasado, presente y un devenir incierto para el que laboran con el deseo de que permanezcan para siempre, en este suelo generoso y bueno, nuestras gentes y no haya nunca más flautistas malvados que se lleven nuestros niños.

Claudio Menéndez es el nuevo presidente de “Amigos de Grado”, con el nombre de Javier Prada en el recuerdo. A buen seguro que, junto a otros hombres y mujeres conducirá por la mejor senda del trabajo bien hecho, la paz y la convivencia. Ellos y Ellas, más preocupados por la villa y el concejo que por el discutido emplazamiento de la tan querida “Muyerina”

Con la cruz
A cuestas

Celso Peyroux

Aquí seguimos Señor más solos que la una desde el Viernes Santo del pasado año. Nada ha cambiado a no ser la pérdida de amigos que se fueron hacia la eternidad. Todo sigue igual: los últimos druidas en el atardecer de sus días; los que no se mueren se van en busca de otros horizontes; los jóvenes no tienen trabajo y no se les compensa con talleres de formación profesional para combatir el ocio y darles nuevas luces y esperanzas; el turismo es el que es y aunque recibamos a los visitantes con los brazos abiertos, nuestras sábanas de hilo oreadas al viento, manteles blancos y las mejores viandas, no acabamos de alcanzar las cotas que todos habíamos deseado; los ganaderos no están contentos por diversos motivos y para mayor “INRI” nos queman los bosques y no hay plan alguno para reforestar y aprovechar la madera.

Cuando se oye o se ve el “parte” solo hay desgracias por todas partes: el terror de los yihadistas; los refugiados ahogados en la mar; niños con hambre y sed; políticos del tres al cuarto... Si volvieras al mundo, Señor, harían de Tí otro Calvario. Ya ves, por aquí seguimos con la Cruz a cuestas

Día de los árboles
y los sotobosques

Celso Peyroux

Dicen y señalan al próximo domingo como el “Día de los bosques”. Es decir, una jornada consagrada para visitar hayas, castaños, robles, acebos, abedules… Para rendirles culto, pleitesía y desearles una dichosa onomástica. Para hablarles, abrazarlos y acariciar los brotes que empiezan a apuntar con el milagro de la primavera. Si a los escolares les enseñaran a sentir amor, desde la infancia, por estos seres vivos tan queridos, a buen seguro que la Madre naturaleza sería otra bien distinta.

En ellos no solo habita la vida con su savia verde, nos ofrecen sombra y nos dan la mitad del aire que respiramos. Los árboles y los sotobosques son nuestros hermanos de sangre que cuida con esmero el dios Busgosu. Con sus enramadas al sol de cada día, son la morada de cientos de animales silvestres y cuando otro día trágico alguien tala su tronco, el árbol, sin rencor,  deja el perfume de su carne en el afilado corte del hacha que le quitó la vida. La Fundación Oso y el Parque de la Prehistoria organizan para el domingo paseos en el bosque de Presorias  para enseñarnos a amarlos

La poesía,
algo esencial a lo humano

Celso Peyroux

Que nunca nadie de este mundo ni de otros pida que le definan la poesía. Sería como saber si la estatua de la mujer de Lot era de sal gema o marina; conocer el sexo de los ángeles; oler el aliento del viento o vislumbrar el color de la piel del agua. No tiene definición por ser un lenguaje etéreo y la verdad práctica y esencia de la vida. No se trata de levantarle las faldas para conocer la tersura de sus muslos, como diría Ángel González, pero sí de rescatar, defender y divulgar su alquimia y mensaje indisciplinado y rebelde; la magia, la música, la luz de sus palabras, las alas de su libertad, su arcano y su belleza. Hace unos días retornaba a Teverga, su cuna natal, la figura y los versos de Mino Fuenteseca.

Estos días atrás, Luis Antonio de Villena y Fernando Beltrán hacían lo propio en el “Aula de las Metáforas” de Grado. Por todas partes hay hombres y mujeres que escriben poesía; bellos versos que merecen ser leídos y escuchados. Mensajes mágicos y díscolos tan necesarios en la vida de hoy como el agua y el pan. Por ello, se hace necesario, más que nunca, regresar a los principios de la Institución Libre de Enseñanza para enseñar este bien el alma.

Tiempo
de castañas

Celso Peyroux

Éramos de niños unos esclavos de las castañas. Las recogíamos allí donde ni siquiera el jabalí podía meter su hocico. Había por aquel entonces –hace de esto más de medio siglo- cuatro momentos trascendentales en el campo: la yerba, el pan de escanda, el maíz y las castañas, todos ellos alimentos necesarios para la supervivencia de hombres, mujeres, niños y los animales de casa.

Para Santa Cecilia ya se cerraba la música de los erizos cayendo sobre las hojas de los castañedos y no quedaba ni un fruto con que alimentar a las ardillas. Las comíamos: amagostadas, asadas, cocidas, mayucas para el año siguiente y pulguinas para los cerdos. Los “amagüestus” con sidra dulce eran frecuentes mientras el personal se reunía en alegres filandones. Hoy hay castañas para dar y tomar por estos valles. Nadie las recoge. Nadie pasa hambre en la comarca. La gente sin trabajo podría sacar réditos y los ociosos unas monedas para los hambrientos de Haití. Digo.

Voces
en mis Valles
Celso Peyroux

Podría ser el título de una película de Visconti o de Ingmar Bergman. Es decir, un film apacible, lleno de color, fantasía, bellas imágenes con el sol al atardecer, un adolescente de bella estampa (la beldad es aquello cuya contemplación produce un placer espiritual inmediato) o por el contrario un guión en blanco y negro (magníficas películas y secuencias) realista, donde el cuerpo y alma de ántropos quedan con la piel al desnudo y, a veces, hecha jirones por el crudo guión y los lugares desoladores donde se desarrolla.

Llegan las elecciones. Todo está preparado para que el pueblo vote con libertad. El film de Visconti sería un domingo lleno de luz y esperanza. En el de Bergman, por el contrario, habría más sombras que rayos de sol y un horizonte marchito. Se dice y se comenta que un puñado de fanáticos, que se autodenominan “Vox” –por fortuna no lleva “populi”- pretende presentarse a las Municipales en un concejo amado de estos Valles. ¡Cuidado Caperucita que viene el lobo! ¡Cuídense hombres y mujeres de buena voluntad y abiertos a la verdad. ¡Feliz voto en Pax!

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